En su página de Internet, la organización ecologista precisó que de acuerdo con la clasificación realizada en 1988 por la Sociedad de la Industria de Plásticos se conoce que existen siete variedades.
Éstas son el PET (Tereftalato de Polietileno), HDPE (Polietileno de alta densidad), PVC (Polivinilo), LDPE (Polietileno de baja densidad), PP (Polipropileno), PS (Poliestireno), el último grupo corresponde a plásticos y materiales compuestos por el PC (Policarbonato).
Según datos de Greenpeace México muchos de estos terminan en los océanos, lo que además de contaminar, daña el hábitat de unos 100 mil mamíferos marinos que mueren cada año.
Debido a que no se pueden reciclar, muchos de ellos son incinerados y esto provoca que las partículas contaminantes estén en el aire que respiran todos los seres humanos.
Además es difícil trabajar los que fueron degradados por el sol durante son mucho tiempo porque pierden calidad, en el caso de los plásticos de color, sus pigmentos podrían dañar las máquinas de procesamiento.
Otros enfrentan el problema de que se desconoce su composición y esto podría alterar todo el proceso de reaprovechamiento. El PVC que mayormente se utiliza en cañerías desprende partículas tóxicas, así como otros necesitan un procesamiento químico para su reciclaje que suele ser contaminante, ineficiente y costoso.
Estas restricciones para darle un manejo adecuado y la escasa cultura del cuidado al planeta, han provocado que el 90 por ciento de los plásticos que hoy existen en el mundo no hayan pasado nunca por un proceso de reciclaje.
Por ello, para contribuir a un planeta libre de plásticos la solución no es el reciclaje de estos materiales, sino que su prohibición es el camino más viable.
La organización ecologista indicó que es posible aminorar el problema de contaminación de estos materiales mediante la reforma a la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos (LGPGIR), con la que empresas no podrán producir, vender y distribuir plásticos que no se puedan reutilizar.