Ginebra.- Los desastres se multiplicaron por cinco en el último medio siglo impulsados por la crisis climática y los fenómenos meteorológicos extremos que propicia, que causaron una media de 115 muertes y 202 millones de dólares perdidos al día, según el informe más exhaustivo sobre esta cuestión que se ha elaborado hasta la fecha.
Si bien esas cifras asustan, lo cierto es que gracias a la tecnología que permite emitir alertas tempranas y gestionar mejor los desastres, el número de muertes es casi tres veces menos ahora con respecto a medio siglo atrás, confirmó hoy la Organización Meteorológica Mundial (OMM), principal aval científico de este informe.
"La cantidad de fenómenos meteorológicos, climáticos e hidrológicos extremos está aumentando, y esos episodios serán más frecuentes y graves en muchas partes del mundo como consecuencia del cambio climático", dijo en una conferencia de prensa el jefe de la OMM, el finlandés Petteri Taalas.
Ello significará más olas de calor, sequías e incendios forestales como los observados recientemente en Europa y Norteamérica.
Según los patrones analizados, los científicos proyectan que en amplias zonas de Asia y Norteamérica las temperaturas subirán y las lluvias serán más intensas en las próximas décadas.
Lo contrario ocurrirá de forma previsible en la cuenca del Mediterráneo, en el sur de África, en Australia y en determinadas áreas del continente americano, donde las sequías se acentuarán.
Esto es una mala noticia en lo que se refiere a desastres y a la productividad agrícola", señaló Taalas.
Es igualmente una mala noticia para las poblaciones que están más expuestas a las consecuencias devastadoras de estos desastres.
Actualmente, las víctimas de desplazamiento forzoso a causa de desastres son más que las causadas por conflictos armados alrededor del mundo, reveló la responsable de la ONU para la reducción del riesgo de desastres, Mami Mizutori, que acompañó a Taalas en la presentación del informe.
Entre 1970 y 2019 (último año con datos globales) hubo en todo el mundo más de 11 mil desastres de orden meteorológico, climático o hidrológico, que en total ocasionaron dos millones de víctimas mortales y la suma astronómica de 3.64 billones en daños materiales.
De las muertes, más del 90% ocurrieron en países en desarrollo, con las sequías , las tormentas, las inundaciones y las temperaturas extremas como los desastres causantes -en orden descendiente- de las mayores tasas de mortalidad.
La tendencia, no obstante, es a una reducción de las muertes, como se observa comparando la media de 170 muertes diarias en las décadas de los setenta y ochenta, con las 90 de los años noventa, y las 40 en la última década.
Muy por el contrario, las pérdidas económicas no han hecho más que aumentar, pero esto se debe principalmente al aumento del volumen de bienes asegurados y al desarrollo de infraestructuras de mayor valor.
Las tormentas han sido el fenómeno más devastador en términos de daños económicos (521 mil millones de dólares), seguidas de las inundaciones (115 mil millones de dólares).
Según los datos de la OMM, las pérdidas declaradas entre 2010 y 2019 fueron siete veces superiores a las registradas entre 1970 y 1979.
De forma sistemática, los países pobres han sufrido el mayor número de víctimas mortales, mientras que los que más pierden por el valor económico de los bienes afectados son las naciones ricas.
El primer caso lo ilustran los tres países donde ocurrieron los desastres sean de tipo meteorológico, climático o hidrológico más mortales: la sequía de 1983 en Etiopía, que dejó 300 mil fallecidos, y en Sudán, con 150 mil decesos.
Estados Unidos ocupa los primeros seis lugares de la lista de países donde se registraron las mayores pérdidas económicas por desastres, de los cuales el huracán Katrina fue el más costoso (163 mil millones de dólares).
Le siguen los huracanes Harvey, Maria e Irma, todos ocurridos en 2017, y que causaron pérdidas por 96 mil, 69 mil y 58 mil millones de dólares, respectivamente, únicamente en Estados Unidos.