Nueva York/Ginebra.- La combinación de los fenómenos meteorológicos extremos y la enfermedad por el coronavirus de 2019 (COVID‑19) asestó un golpe por partida doble a millones de personas en 2020.
Sin embargo, de acuerdo con un nuevo informe compilado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y una amplia red de asociados, la desaceleración de la economía relacionada con la pandemia no logró frenar los motores del cambio climático ni la aceleración de sus impactos.
En el informe sobre el estado del clima mundial en 2020, se documentan algunos indicadores del sistema climático, entre los que se incluyen las concentraciones de gases de efecto invernadero, el incremento de las temperaturas terrestres y oceánicas, el aumento del nivel del mar, el derretimiento del hielo, el retroceso de los glaciares y los fenómenos meteorológicos extremos.
Asimismo, se ponen de relieve las repercusiones en el desarrollo socioeconómico, las migraciones y los desplazamientos, la seguridad alimentaria, y los ecosistemas terrestres y marinos.
El 2020 fue uno de los tres años más cálidos de los que se tiene constancia, a pesar del fenómeno de enfriamiento de La Niña. La temperatura media mundial fue de aproximadamente 1.2 °C superior a los niveles preindustriales (1850‑1900).
Los seis años transcurridos desde 2015 son los más cálidos de los que se tienen datos. La década de 2011 a 2020 fue la más cálida jamás registrada.
“Han pasado 28 años desde que la Organización Meteorológica Mundial publicó el primer informe sobre el estado del clima en 1993, debido a las inquietudes que se plantearon en ese momento acerca del cambio climático previsto. Si bien la comprensión del sistema climático y la capacidad informática han mejorado desde entonces, el mensaje básico continúa siendo el mismo”, afirmó el Secretario General de la OMM, profesor Petteri Taalas.
"Además, ahora contamos con datos correspondientes a 28 años que demuestran el considerable incremento de la temperatura en la tierra y el mar, así como otros cambios, por ejemplo, el aumento del nivel del mar, el derretimiento de los hielos marinos y glaciares y las modificaciones en la distribución de las precipitaciones. Todo ello subraya la solidez de la climatología basada en las leyes físicas que rigen el comportamiento del sistema climático", añadió.
Una de las formas más eficaces de adaptarse al cambio climático es invertir en los servicios de alerta temprana y las redes de observación meteorológica.
“Toda la información sobre los indicadores climáticos fundamentales y los impactos conexos que se brinda en este informe pone de relieve el avance constante e implacable del cambio climático, el aumento de la incidencia y la intensificación de los fenómenos extremos, y los graves daños y pérdidas que afectan a las personas, las sociedades y las economías. La tendencia negativa en lo que respecta al clima continuará durante las próximas décadas, independientemente de los resultados favorables que obtengamos de las medidas de mitigación. Por lo tanto, es importante invertir en la adaptación. Una de las formas más eficaces de adaptarse al cambio climático es invertir en los servicios de alerta temprana y las redes de observación meteorológica. Varios países menos desarrollados presentan grandes deficiencias en sus sistemas de observación y carecen de servicios meteorológicos, climáticos e hidrológicos modernos”, agregó el profesor Taalas.
El profesor Taalas, junto con el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, presentó el informe emblemático de la OMM en una conferencia de prensa celebrada el 19 de abril, como preludio de la Cumbre de Líderes sobre el Clima, convocada por los Estados Unidos de América y que se celebrará de manera virtual los días 22 y 23 de abril.
El clima está cambiando, y los impactos ya son demasiado perjudiciales para las personas y el planeta
El presidente Biden procura impulsar los esfuerzos de las grandes economías para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y cumplir los objetivos del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático tendientes a mantener el aumento de la temperatura en este siglo muy por debajo de 2 °C con respecto a los niveles preindustriales, y limitarlo a 1.5 °C, si fuera posible.
“En este informe se demuestra que no hay tiempo que perder. El clima está cambiando, y los impactos ya son demasiado perjudiciales para las personas y el planeta. Es indispensable adoptar medidas este año. Los países deben comprometerse a lograr emisiones netas de valor cero, a más tardar, en 2050. Deben presentar, con la suficiente antelación al 26º período de sesiones de la Conferencia de las Partes que se celebrará en Glasgow, planes nacionales sobre el clima ambiciosos en virtud de los cuales se reduzcan, de manera colectiva y a más tardar en 2030, las emisiones mundiales en un 45 % respecto de los niveles de 2010. Asimismo, deben adoptar medidas de inmediato para proteger a las personas de las consecuencias desastrosas del cambio climático”, aseveró el Secretario General de las Naciones Unidas.
En 2020, la COVID‑19 sumó una nueva y lamentable dimensión a los peligros relacionados con el tiempo, el clima y el agua, con un amplio abanico de impactos combinados en la salud y el bienestar de los seres humanos. Las restricciones de circulación, la contracción de la economía y las perturbaciones en el sector agrícola exacerbaron los efectos de los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos a lo largo de toda la cadena de suministro de alimentos, lo cual incrementó los niveles de inseguridad alimentaria y retrasó la entrega de asistencia humanitaria. La pandemia también dificultó las observaciones meteorológicas y complicó los esfuerzos de reducción de riesgos de desastre.
En el informe se explica de qué manera el cambio climático supone un riesgo para la consecución de muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, a través de una cadena en cascada de fenómenos interrelacionados, los cuales, a su vez, pueden contribuir a reforzar o agravar las desigualdades actuales. Asimismo, podrían generarse circuitos de retroalimentación que amenacen con perpetuar el círculo vicioso del cambio climático.
La información que figura en este informe procede de diversos Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales e instituciones asociadas, así como de Centros Regionales sobre el Clima. Entre los asociados de las Naciones Unidas se incluyen la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Comisión Oceanográfica Intergubernamental (COI) de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Mundial de la Salud.
El informe constituye una actualización de la versión provisional publicada en diciembre de 2020 y está acompañado de un mapa histórico sobre los indicadores climáticos a escala mundial.