Los glaciares de la región de Getz, en la Antártida occidental, están acelerando el ritmo al que se deslizan hacia el océano, según un estudio para el que se han analizado 25 años de observaciones por satélite y que hoy publica Nature Communications.
La investigación, dirigida por la Universidad de Leeds (Reino Unido) y con datos de las misiones Copernico Sentinel-1 y CryoSat de la Agencia Espacial Europea, muestra que entre 1994 y 2018, los 14 glaciares de Getz aceleraron de media su deslizamiento casi un 25 %, y tres de ellos más del 44 %.
Los resultados también indican que perdieron 315 gigatoneladas de hielo, añadiendo 0.9 milímetros al nivel medio global del mar, lo que equivale a 126 millones de piscinas olímpicas de agua.
El estudio "ayudará a determinar si estos glaciares podrían colapsar en las próximas décadas y cómo afectaría esto a la futura subida global del nivel del mar", informa la ESA.
La región de Getz en la Antártida es tan remota que los humanos nunca han pisado la mayor parte de ella, destaca la directora de la investigación Heather Selly, de la Universidad de Leeds, pero lo satélites pueden observar lo que está sucediendo.
Las "altas tasas de aumento" de la velocidad del glaciar, junto con el adelgazamiento del hielo, confirman ahora que la cuenca de Getz está en "desequilibrio dinámico", lo que significa que está perdiendo más hielo del que gana con las nevadas, explica la científica.
Con una combinación de observaciones y modelos, el equipo vio el mayor cambio en la región central de Getz, con un glaciar que se desliza 391 metros al año más rápido en 2018 que en 1994.
Selley destaca que se trata de "un cambio sustancial, ya que ahora fluye a un ritmo de 669 metros al año, un aumento del 59 % en solo dos décadas y media".
El estudio también indica que el adelgazamiento y la aceleración observados en los vecinos glaciares del Mar de Amundsen se extienden más de mil kilómetros a lo largo de la costa de la Antártida Occidental hasta Getz.
Otra de las autoras del estudio Anna Hogg resalta que "se necesita un muestreo consistente y extenso tanto de la velocidad del hielo como de la temperatura del océano para avanzar en nuestra comprensión de la pérdida dinámica de hielo, que ahora representa el 98.8 % de la contribución de la Antártida al aumento del nivel del mar".
Al examinar 25 años de mediciones oceánicas, el equipo pudo mostrar variaciones complejas y anuales en las temperaturas del océano y sus resultados sugieren que "el calentamiento de las aguas oceánicas es el principal responsable de este desequilibrio dinámico".