Miami.- El estudio, publicado en la revista Environmental Research Letters, examinó más de una década de datos sobre salud y clima en los Estados Unidos, China continental, Italia y Francia.
Históricamente se pensaba que las bajas temperaturas y la humedad en el invierno fomentaban las condiciones propicias para transmitir el virus de la gripe, pero la temporada 2017-2018 fue una de las más cálidas registradas y también una de las más mortales, con 186 niños fallecidos en los Estados Unidos, según los Centros para el Control de Enfermedades.
El otoño de 2017 vivió bruscos cambios en el clima, y los científicos de la Universidad Estatal de Florida y la Universidad de Nanjing en China tenían curiosidad por saber si esas fluctuaciones eran las responsables de la severa temporada de gripe.
Los investigadores analizaron las temperaturas de la superficie, los patrones climáticos y los registros de salud desde el 1 de enero de 1997 hasta el 28 de febrero de 2018, un total de siete mil 729 días, y descubrieron que los años con intensas fluctuaciones climáticas en los meses de otoño incitaron a la gripe, creando una población de pacientes robusta al comienzo de la temporada de gripe, que continuó su crecimiento durante el invierno.
“Los datos históricos de la gripe de diferentes partes del mundo mostraron que la propagación de la epidemia se relaciona estrechamente con la rápida variabilidad climática, lo que implica que el sistema inmune humano debilitado en invierno por los súbitos cambios del clima causa que una persona sea más susceptible al virus”, dijo Zhaohua Wu, científico atmosférico de la Universidad Estatal de Florida y coautor del nuevo estudio.
La rápida variabilidad de temperaturas del otoño y su cambio en un clima cálido puede servir como predictor de la propagación de la gripe en la próxima temporada, y para estimar el riesgo futuro de gripe
El equipo internacional de investigadores dijo que esta tendencia continuaría empeorando a medida que el cambio climático impulse condiciones de temperaturas más extremas y variables.
Según los modelos climáticos, “la rápida variabilidad climática en otoño se fortalecerá en algunas regiones de las latitudes medias del norte en un clima más cálido, lo que implica que el riesgo de epidemia de influenza puede aumentar entre un 20 y un 50 por ciento en algunas regiones altamente pobladas a finales del Siglo 21”, concluyó el estudio.
Wu y sus colegas dijeron que sus hallazgos deberían incluirse en futuros modelos de propagación de la gripe. “La rápida variabilidad de temperaturas del otoño y su cambio en un clima cálido puede servir como predictor de la propagación de la gripe en la próxima temporada, y para estimar el riesgo futuro de gripe”, dijo.