Guatemala.- Esta iniciativa, "La adaptación de comunidades rurales y la variabilidad y cambio climático para mejorar su resiliencia y sus medios de vida en Guatemala", busca aumentar las capacidades de los productores agroforestales en comunidades rurales para implementar medidas de resiliencia.
Pero también tiene como objetivo diseñar, promover y establecer políticas basadas en la restauración de tierras degradadas y el desarrollo de (micro) negocios en un contexto de cambio climático.
El proyecto, de unos 7 millones de dólares -5 administrados por la FAO y 2 por la agencia coreana-, integra a entidades socias por parte del Gobierno de Guatemala como el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA) y el Instituto Nacional de Bosques (INAB), además de cinco organizaciones de productores.
Está previsto que 5.900 familias se beneficien de forma directa y unas 27.000 indirectamente.
Guatemala tiene vocación forestal, el 35 % de su territorio está cubierto de bosques, y la degradación de los mismos pueden tener consecuencias muy fuertes para la biodiversidad y la población guatemalteca.
Uno de los componentes más importantes del proyecto es la recuperación del paisaje forestal y las tierras degradadas, y el fortalecimiento de las capacidades de las organizaciones de productores.
El proyecto, según recordó la FAO, se desarrolla en un contexto en el cual Guatemala está catalogada como el quinto país con mayor vulnerabilidad a riesgos climáticos y desastres, y que, además, se ha puesto como meta la recuperación de 1,2 millones de hectáreas de bosques para el 2037.