Texcoco.- El año 2020 inició con mala calidad del aire en las principales zonas urbanas del centro del país como resultado de la pirotecnia y de quemas de naturaleza diversa, por lo que en el Valle de Toluca, por ejemplo, se tuvo que activar la fase II de contingencia ambiental atmosférica.
En Puebla, una densa nube de humo recordó la contingencia ambiental de mayo de 2019 en esa y otras entidades, producto de incendios forestales derivados de quemas agrícolas fuera de control, que afectaron 36 mil hectáreas.
Aunque hubo menos incendios en 2019, la superficie afectada fue mucho mayor, por lo que será un año recordado por la crisis ambiental más notable de los últimos 14 años en el país, afirma el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).
Establece que México tiene dos temporadas de incendios: una que comienza en enero y termina en junio, con afectación en las zonas centro, norte, noreste, sur y sureste del país, y otra de mayo a septiembre y afecta a la zona noroeste.
Las altas temperaturas, la baja humedad en el ambiente y la presencia de áreas con material vegetal seco son condiciones propicias para los incendios, aunque ninguna es tan determinante como la intervención humana, explica.
El centro de investigación menciona que si bien existe la Norma Oficial Mexicana NOM-015-SEMARNAT/SAGARPA-2007, que establece las especificaciones técnicas de los métodos de uso del fuego en los terrenos forestales y en aquellos de uso agropecuario, es necesario redoblar esfuerzos para cambiar las quemas agrícolas.
La apuesta de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el CIMMYT, a través del programa MasAgro, es desarrollar capacidades y transferir conocimientos para que los productores que realizan quemas agrícolas se concienticen de la importancia de no realizarlas y conozcan alternativas agronómicas para el manejo del rastrojo.
La articulación entre las dos instituciones ha hecho posible que más de 200 mil hectáreas ya no sean objeto de quemas. Entre los beneficios de no quemar el rastrojo y usarlo como cobertura del suelo, destaca la reducción de costos de producción, el mejoramiento de la estructura y la calidad del suelo, menor incidencia de malezas, la conservación de la humedad y mayores rendimientos.
El CIMMYT busca una cultura de prevención que eduque y ofrezca alternativas para que todos los actores involucrados, pero particularmente los productores, participen eb el cuidado del ambiente.
Con actividades de difusión de buenas prácticas agrícolas, el programa MasAgro es también una acción por el clima que cumple los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) al mejorar la educación, la sensibilización y la capacidad humana e institucional para mitigar los efectos del cambio climático.