Londres. – Con el fin de reducir la cantidad de dióxido de carbono (CO2) en el aire, científicos analizan la posibilidad de desarrollar pozos de almacenamiento e inyección bajo el mar o las plataformas continentales, sistema llamado Captura y Secuestro de Carbono (CCS).
De acuerdo con un estudio publicado por la revista Nature Scientific Reports, el optar por esta técnica podría proporcionar una reducción del 13 por ciento de las emisiones para el año 2050, cumpliendo los objetivos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC, por sus siglas en ingles).
Sin embargo, detalla el estudio que para lograr estos objetivos es necesario tener 12 mil pozos trabajando en simultaneo, repartidos entre cinco y siete centros continentales de (CCS, por sus siglas en inlgés).
Ante esta medida, que ya es discutida y promovida por diversos gobiernos del mundo, la organización ambientalista Greenpeace expuso mediante un documento una serie de puntos críticos a considerar antes de optar por esta técnica.
Entre ellos se encuentran un aumento del 40 a 80 por ciento en los gastos de generación de energía, reducción de la eficiencia de las centrales térmicas debido a que se tendría que quemar hasta un 30% más de combustible para lograr la misma cantidad de energía.
Asimismo, el almacenamiento oceánico podría acelerar la acidificación de grandes áreas marinas resultando perjudicial para muchos organismos, incluso para ecosistemas enteros, los yacimientos salinos tienen el riesgo de facilitar una vía de escape al CO2; la expansión del carbón debido a la inyección para la recuperación de metano puede causar la fractura de las capas de rocas ocasionando la liberación de metano (CH4) y más dióxido de carbono CO2 a la atmósfera.
Por estos motivos, Greenpeace se opone a la captura y almacenamiento de carbono y concluye que este proyecto conduce al estancamiento de las energías renovables, la eficiencia energética y la promoción del ahorro.