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Berlín.- El plan de reducción de emisiones, que según algunos medios podría ascender a 40 mil millones de euros, está aún negociándose en el seno de la gran coalición de conservadores y socialdemócratas que gobierna en Alemania, agotando los plazos pese a que la cita se anunció hace seis meses.
"Esperamos lograr algo grande e importante", aseguró en un encuentro ordinario con periodistas el portavoz del Ejecutivo alemán, Steffen Seibert, que evitó adelantar las medidas o grandes ejes del proyecto.
Seibert apuntó que el plan demuestra la "voluntad absoluta" del Ejecutivo de alcanzar los objetivos para 2030 (especialmente después de que Berlín haya reconocido ya que no logrará los de 2020, que estipulaba una reducción del 40 por ciento de las emisiones de CO2).
El portavoz subrayó asimismo que con este paquete el gobierno aspira a promover la innovación tecnológica en el país y que los cambios para una reducción progresiva de las emisiones de gases contaminantes sean "socialmente aceptables", en referencia a la asunción de costes.
La presentación del plan coincide con la primera huelga general mundial convocada por el movimiento ecologista estudiantil "Fridays for future" para concienciar sobre el problema de la crisis climática.
El periódico "Welt am Sonntag" apuntaba este domingo que el programa ascenderá a 40 mil millones de euros, a desembolsar en los próximos cuatro años, después de que la gran coalición se hubiese puesto de acuerdo sobre los fundamentos del paquete.
Según este medio, el plan incluye desde ayudas al desarrollo y la compra del coche eléctrico a subvenciones a la modernización de los sistemas de calefacción más contaminantes, pasando por la promoción de la producción de hidrógeno.
La medida más controvertida dentro de la coalición es el establecimiento de un mercado de emisiones de CO2, una cuestión que aún parece estar abierta, según medios alemanes. Los socialdemócratas exigían inicialmente un impuesto a las emisiones, algo a lo que se oponen los conservadores.