Miami.- La amenaza de la crisis climática y su "efecto multiplicador" en el caso de América Central y los países del Caribe requieren una respuesta coordinada y global entre los Gobiernos de la región, la cual se halla en la "primera línea" de los eventos climáticos extremos.
Así lo señalaron los participantes de un panel de la sexta Conferencia Hemisférica de Seguridad, un evento virtual organizado por el Instituto de Políticas Públicas Jack D. Gordon y el Centro Kimberly para América Latina y el Caribe, pertenecientes a la Florida International University (FIU).
En un panel virtual sobre los impactos de la crisis climática en la seguridad en el Caribe y Centroamérica, la ministra de relaciones exteriores de Panamá, Erika Mouynes, defendió que mientras más "información e inteligencia" intercambien los países de la región, estarán mejor preparados para mitigar sus efectos.
Por su parte, Selwin Charles Hart, asesor especial de la Secretaría General sobre Acción Climática de las Naciones Unidas, destacó la "importantísima" función de las Fuerzas Armadas para combatir la crisis del clima, "en especial en los trabajos de recuperación, porque son los que pueden ir al terreno y dar respuesta inmediata a la población".
"La crisis del cambio climático ya está aquí", aseveró Hart, para luego aludir a la subida de los niveles del mar, huracanes extremos y las cada vez más personas desplazadas por los efectos de esos y otros fenómenos climáticos, que dejan también golpeadas las infraestructuras en esos países.
Hart se refirió a una "amenaza existencial" para todo el planeta por la crisis climática, la cual produce escasez de agua o migraciones forzadas que afectan de una u otra forma a todos los países, además de recordar que muchos de los países del Caribe no cuentan con los "costos de adaptación" por la crisis climática.
"Cuando combates la pobreza lo que menos necesitas son estos eventos de clima extremo", aseveró en esa línea la ministra Mouynes, quien resaltó que las consecuencias de la crisis climática "serán cada vez más devastadoras".
"Quizás algunos podrán recuperarse de estas catástrofes, pero la pobreza y la migración que producen serán consecuencias de no haber evaluado bien estas amenazas ahora", advirtió.
La ministra reveló que Panamá, "uno de los países más afectados" por eventos de climas extremos, ha visto aumentar la migración de extranjeros y dijo que el país está compuesto por ciudades pequeñas que no cuentan con la infraestructura para dar cabida a la "masiva llegada de inmigrantes".
Hart invocó a que las finanzas públicas y la economía privada se alineen con las directrices del Acuerdo de París, en especial a las metas de la reducción de las emisiones de gas carbónico para lograr durante este siglo que el calentamiento del planeta no aumente más de 2 grados celsius.
Pidió cambiar en la región el paradigma de la vulnerabilidad por el de "resilencia", por el cual el dinero destinado a pagar la deuda de estos países sea invertido en infraestructura, en modernizar la economía y "empoderar a las mujeres".
"Invertir en personas es lo que nos dará el mayor retorno y seguridad en el Caribe", señaló.
A su turno, el embajador de Trinidad y Tobago en Estados Unidos, Anthony Phillips-Spencer, destacó la "vulnerabilidad estructural" que adolecen los países del Caribe y América Central, en la "primera línea de los efectos intensos del cambio climático".
"Nuestros territorios son islas pequeñas y no hay mucho espacio donde ir en caso de fenómeno climático, y encima las mayores áreas urbanas están en zonas costeras", señaló.