El manejo sostenible del medio natural constituye uno de los mayores desafíos del presente siglo. Es necesario que la ciencia y la tecnología desarrollen un marco teórico adecuado, coherente y operativo para poder abordar este complejo problema.
Es probable que el lector piense que los autores de este artículo estamos haciendo una afirmación exagerada. De hecho, en las economías avanzadas la contribución directa del medio natural al flujo de bienes y servicios materiales no es muy relevante. Así, supera muy ligeramente el 2 % del producto interior bruto, con una tendencia a la baja.
Ahora bien, ese 2 % tiene una especial significación. Representa la base sobre la que se desarrolla toda la actividad económica. Una mala gestión o una catástrofe ambiental podría deteriorar esa base. En ese caso, el bienestar material de las sociedades sufriría un duro quebranto. Sería muy difícil compensar esa hipotética pérdida de bienestar con incrementos significativos en otras componentes del PIB.
Sostenibilidad y multifuncionalidad
El término sostenibilidad ha adquirido en los últimos años una importancia cotidiana. Aparece continuamente en cualquier argumentación sea de tipo político o científico, lo que puede hacer pensar que su nacimiento corresponde al año 1987 con el celebérrimo informe Brundtland.
Sin embargo, este concepto fue introducido por von Carlowitz en el siglo XVIII en el campo forestal. Este noble prusiano definió un plan forestal sostenible como aquel que proporciona una provisión estable de bienes. Se refería tanto a la madera como a productos derivados indispensables para el bienestar humano.
Este enfoque funcionó bien hasta mediados del siglo XX. En torno a esa fecha, la estructura mental de las sociedades cambia. Al medio natural se le empiezan a exigir otras funciones: no solo la producción de bienes y servicios comercializados a través de los mercados, también una provisión estable de bienes y servicios de naturaleza ambiental. Dos ejemplos serían la reducción de las pérdidas de suelo por erosión y la conservación de la biodiversidad.
El enfoque basado en indicadores
Para abordar el manejo sostenible del medio natural es necesario partir de esa multifuncionalidad. Es decir, no centrarse en un único objetivo (por ejemplo, la madera), sino afrontar todos los objetivos presentes en un determinado ecosistema (como un bosque). Su gestión se hace con lo que podríamos denominar enfoque basado en indicadores. Con esta orientación, a los sistemas naturales se les asocia una batería de indicadores.
Dichos indicadores son agrupados en tres pilares: ambiental, económico y social. Este enfoque, siendo prometedor, no está exento de dificultades. El principal problema reside en el elevado número de indicadores propuestos desde diferentes instituciones. Por ejemplo, en los recientes Objetivos de Desarrollo Sostenible se recomienda el uso de 231 indicadores.
El propósito final de este enfoque sería unir todos los indicadores en un índice cuyo valor cuantifica el grado de sostenibilidad de un determinado sistema natural. Un excesivo número de indicadores puede complicar esta tarea, entre otras, por las siguientes razones:
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En muchos casos, con este enfoque asocia a cada indicador un determinado peso. Dicho peso refleja las preferencias de un centro que toma las decisiones por un indicador con respecto a otro. Para su obtención, el centro tiene que proporcionar información, habitualmente respondiendo a preguntas relacionadas con la importancia relativa de cada indicador. Un elevado número de indicadores implica un elevado número de preguntas. Esto complica conseguir información consistente, especialmente en un deseable contexto de toma de decisiones participativa.
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Un elevado número de indicadores puede y suele conducir a la redundancia de muchos de ellos. En otras palabras, un número significativo de los indicadores considerados suelen estar relacionados entre sí y no aportan nueva información al problema analizado.
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La sostenibilidad es un concepto normativo, pues implica la preocupación de la generación presente por el bienestar de las generaciones futuras. Pese a ello, debemos tener en cuenta que el propósito final es que este tipo de análisis sirva de apoyo al diseño de políticas que tengan un buen nivel de aceptación social. Obviamente, si un número significativo de los indicadores utilizados representan juicios de valor específicos de determinados grupos ideológicos será más difícil alcanzar consensos sociales.
En busca de un índice de sostenibilidad
El propósito final del enfoque basado en indicadores consiste en obtener un índice, que debe medir el grado de sostenibilidad de un sistema natural. Basándonos en una extensa y reciente literatura, postulamos una manera sólida de atacar este problema. La idea básica consiste en conectar el concepto de indicador con el concepto de criterio. Este concepto es la base de la teoría de la decisión multicriterio.
De esta manera, hemos aplicado con éxito los conceptos, métodos y experiencias ganadas en el seno de esta fértil teoría al problema de la conversión de un conjunto de indicadores en un índice agregado de sostenibilidad.
Finalmente, apuntamos la fuerte conexión que existe entre la llamada economía circular y la sostenibilidad. Estos conceptos son como el negativo y el positivo de una fotografía. En otras palabras, el enfoque de la economía circular constituye un medio adecuado para alcanzar un fin que es el deseado manejo sostenible.
Conclusión
Las sociedades demandan al medio natural tanto bienes y servicios con valor de mercado como otros servicios sistémicos esenciales para el bienestar humano. El enfoque basado en indicadores y su integración con técnicas de optimización constituye un camino fructífero.
Publicaciones recientes corroboran esta visión. Algunas desde el punto de vista de la conceptualización. Otras para medir el grado de sostenibilidad de los sistemas naturales en un contexto de multifuncionalidad. Tal tipo de análisis puede servir, entre otras cosas, para diseñar políticas ambientales juiciosas.
* Luis Díaz Balteiro es Catedrático de Ordenación de Montes y Valoración Agraria, Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y Carlos Romero López es Catedrático Emérito de Economía, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.