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Choque de aves con ventanas de edificios, la segunda causa de muerte antropogénica

Choque de aves con ventanas de edificios, la segunda causa de muerte antropogénica

En el caso de las muertes por colisión se sabe que las aves chocan con las ventanas porque no las identifican como obstáculos y lo que perciben son la vegetación o el cielo reflejados.

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Aves
UNAM

La UNAM, a través de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) Unidad León, tiene un proyecto de ciencia ciudadana para monitorear la colisión de aves con ventanas de edificios, considerada la segunda causa de muerte antropogénica más importante de estos organismos -sólo superada por la depredación por gatos- y que afecta más a especies migratorias.

Las académicas Harumi Shimada Beltrán y Paulina Uribe Morfín, junto con Ian MacGregor Fors -experto en aves, biodiversidad urbana y ecosistemas y profesor de la Universidad de Helsinki en Finlandia- coordinan la estrategia mediante la cual buscan dar soluciones a este fenómeno que se presenta en el campus y que preocupa debido a la creciente urbanización de nuestro país. El proyecto incluye a estudiantes de las diferentes licenciaturas, académicos, administrativos y trabajadores de la ENES.

Shimada Beltrán explica que la iniciativa surgió ante la inquietud de la comunidad universitaria al encontrarse aves muertas alrededor de los edificios. La profesora Paulina Uribe planteó hacer un proyecto de ciencia ciudadana en el que participaran no expertos en el tema de aves, pero que sí son asesorados por el especialista MacGregor-Fors.

“Se decidió hacer un recuento de lo que pasaba en el campus y ahora el proyecto es parte de Laboratorio Interdisciplinario de Sostenibilidad; es una de las estrategias para proteger la fauna que hay en el campus, pues estamos en una zona peri-urbana. En este tiempo hemos visto que las aves migratorias son de las más afectadas”, detalla la investigadora, en el marco del Día Mundial de las Aves Migratorias que se conmemoró el 13 de mayo.

La experta en Agrogenómica relata que el especialista Ian MacGregor enseñó a los universitarios la metodología para colectar las aves. También, que al encontrarlas debían medir la distancia a la que se ubicaban de los edificios, a fin de poder inferir si habían sufrido un impacto. Además, tomar fotos de las aves para identificarlas y analizar si presentaban signos de impacto en el pico, en el cuello, etc.

Con esta información, los alumnos de la ENES han hecho una base de datos y junto con los académicos también han utilizado los resultados del monitoreo para publicar un primer artículo científico. En él se incluyó la información de 69 aves que colisionaron en un año. La mayoría eran migratorias: gorriones pálidos (Spizella pallida), colorín azul (Passerina cyanea), colorín aliblanco (Passerina amoena), colibríes (Archilochus alexandri), así como aves residentes incluyendo palomas, jilgueritos (Spinus psaltria) y cernícalo (Falco sparverius). Los individuos que hallaron en el campus fueron donados al Instituto de Biología de la UNAM.

Esta información es la evidencia del impacto urbano en las aves”, asevera Uribe Morfín, académica de la licenciatura de Desarrollo y Gestión Interculturales, quien añade que el proyecto ha servido también para reflexionar sobre la urbanización y el impacto que los humanos tenemos hacia otras especies.

“Nos permite reflexionar sobre nuestra presencia en un territorio que compartimos con otras especies, pero que no somos el centro ni del mundo ni del universo ni una creación divina, que es muy importante que veamos esa interrelación y nuestro impacto porque la urbanización es una necesidad humana, de cobijo, resguardo, pero estamos impactando a otras especies”, asegura.

Ahora los integrantes de este proyecto de ciencia ciudadana estudian cómo obtener financiamiento para colocar señales visuales, similares a calcomanías, en las ventanas de los edificios de la ENES León, para evitar que más aves colisionen. Estas señales pueden ser patrones uniformes de figuras como franjas, líneas, cuadros, siluetas de aves o puntos oscuros.

Severo problema

Se estima que en áreas urbanas de Estados Unidos y Canadá ocurren hasta mil millones de muertes de aves al año, cifra que muestra un severo problema para la conservación de varias especies, de acuerdo con el artículo “Bird-building collisions in the United States: estimates of annual mortality and species vulnerability” (Loss, S.R., Will, T., Loss, S.S., Marra, P.P. 2014).

En el caso de las muertes por colisión se sabe que las aves chocan con las ventanas porque no las identifican como obstáculos y lo que perciben son la vegetación o el cielo reflejados.

Además, estos impactos ocurren con más frecuencia durante las épocas migratorias de primavera y otoño y se registran mayormente al amanecer, pues es cuando las aves tienen más actividad. De igual forma, se ha observado que las aves pequeñas que migran durante la noche pueden ser atraídas por las luces de los edificios.

Asimismo, se sabe que hay especies que migran durante la noche desde el centro de Canadá y del centro-sur de Estados Unidos de América hacia el norte de México y hasta el sur del continente y utilizan las estrellas, entre otros factores, para orientar sus rutas de vuelo. En nuestro país son incipientes los estudios al respecto.

Se calcula que en México habitan más de mil especies de aves, lo que representa aproximadamente el 11 por ciento de la avifauna global y el tema de las colisiones cobra gran relevancia porque nuestro país se encuentra en constante y creciente urbanización, lo cual plantea un escenario preocupante.

“Sabemos que en algunos países se ha logrado que en la legislación sobre construcciones se contemple proteger a las aves. Nosotros vemos que la ciudad de León, Guanajuato, está creciendo mucho en forma de torres, edificios y creemos que debemos considerar esta información para que no tengamos un mayor problema de impacto de aves”, sostuvo la académica Paulina Uribe Morfín.

Las dos expertas de la UNAM destacaron que el proyecto de ciencia ciudadana ha permitido incluir a los estudiantes de diferentes licenciaturas en la investigación y que participen en la elaboración de posibles soluciones a problemas locales.

“Para mí es importante que los alumnos vean esto como una formación ambiental, que no los paralicen mensajes respecto a que el mundo se va a acabar. Sí enfrentamos una crisis y la tenemos que entender desde su complejidad y encontrar soluciones a nuestros problemas locales, en la medida de lo posible”, insistió Uribe Morfín.

Resaltó que en el proyecto hay más alumnas, quizá derivado de que el cuidado del entorno es parte de los roles impuesto a las mujeres. Sin embargo, este dato también llama a sensibilizar a los hombres en el cuidado del medio ambiente.

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