La conferencia se anuncia como la COP más importante sobre biodiversidad, ya que se espera que conduzca a la adopción de un nuevo Marco Global de Biodiversidad, que guíe las acciones en todo el mundo hasta 2030, para preservar y proteger nuestros recursos naturales.
Los delegados y organizadores esperan que este marco tenga un impacto más duradero que la versión anterior: en la COP10, celebrada en 2010, los gobiernos acordaron esforzarse por alcanzar objetivos ambiciosos para 2020, entre ellos reducir a la mitad la pérdida de hábitats naturales y aplicar planes de consumo y producción sostenibles.
Sin embargo, un informe de la ONU publicado ese mismo año mostraba que no se había cumplido ni uno solo de los objetivos. Mientras tanto, el planeta experimenta la mayor pérdida de vida desde el final de la era de los dinosaurios: un millón de especies vegetales y animales están ahora amenazadas de extinción.
El Secretario General de la ONU, António Guterres, subrayó la necesidad urgente de actuar durante su discurso de apertura de la conferencia.
Tras señalar que "sin la naturaleza, no tenemos nada", Guterres declaró que la humanidad lleva cientos de años "dirigiendo una cacofonía del caos, jugando con instrumentos de destrucción".
El jefe de la ONU enumeró ejemplos de esta destrucción, desde la deforestación y la desertificación hasta el envenenamiento del medio ambiente con productos químicos y pesticidas, que está degradando la tierra y dificultando la alimentación de la creciente población mundial.
También se refirió a la degradación de los océanos, que está acelerando la destrucción de los arrecifes de coral y otros ecosistemas marinos, lo que afecta directamente a las comunidades que dependen del océano para su subsistencia.
Las empresas "están vaciando nuestro mundo de sus dones naturales".
Guterres apuntó contra las empresas multinacionales que, según dijo, "llenan sus cuentas bancarias mientras vacían nuestro mundo de sus dones naturales" y convierten los ecosistemas en "juguetes de lucro", y condenó la concentración de riqueza y poder en manos de un número minúsculo de individuos mega-ricos.
Este fenómeno, afirmó el jefe de la ONU, va en contra de la naturaleza y de los intereses reales de la mayoría: "sueños ilusorios de multimillonarios aparte, no hay Planeta B".
Guterres describió a la humanidad como "un arma de extinción masiva" que está "tratando a la naturaleza como un retrete", y "cometiendo suicidio por poderes", una referencia al coste humano asociado a la pérdida de naturaleza y biodiversidad.
La respuesta, sugirió Guterres, podría estar en un acuerdo mundial sobre biodiversidad que aborde los factores causantes del declive de la biodiversidad -cambio en el uso de la tierra y el mar, sobreexplotación de especies, cambio climático, contaminación y especies alóctonas invasoras- abordando causas profundas como subvenciones perjudiciales, inversiones mal orientadas, sistemas alimentarios insostenibles y modelos más amplios de consumo y producción.
No excuses.
No delays.
It’s time to forge a peace pact with nature. #COP15 pic.twitter.com/D8C37gQVOd— António Guterres (@antonioguterres) December 7, 2022
Tres medidas para salvar la biodiversidad
El Secretario General resumió las medidas que deben adoptarse para salvar la naturaleza en tres ámbitos principales.
La primera consiste en aplicar planes nacionales que desvíen las subvenciones y las desgravaciones fiscales de las actividades que contribuyen a la destrucción de la naturaleza hacia soluciones ecológicas como las energías renovables, la reducción del plástico, la producción de alimentos respetuosos con la naturaleza y la extracción sostenible de recursos.
Estos planes también reconocerían los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades locales como guardianes de la naturaleza.
El segundo se refiere al sector privado que, según Guterres, debe reconocer que el beneficio y la protección van de la mano, lo que significa un cambio de la industria alimentaria y agrícola hacia la producción sostenible y los medios naturales de polinización, control de plagas y fertilización; que las industrias maderera, química, de la construcción y de la edificación tengan en cuenta sus impactos sobre la naturaleza en sus planes de negocio; y que las industrias biotecnológica, farmacéutica y otras que explotan la biodiversidad compartan los beneficios de forma justa y equitativa.
Hay que acabar con el "lavado verde" -en referencia a las afirmaciones infundadas de las empresas sobre el medio ambiente- y el sector privado debe rendir cuentas de sus acciones en todos los eslabones de la cadena de suministro.
La mejora del apoyo financiero de los países del "Sur Global" constituyó la base del tercer pilar de acción del Secretario General.
Guterres hizo un llamamiento a las instituciones financieras internacionales y a los bancos multilaterales de desarrollo para que alineen sus carteras con la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad.