Ciudad de México.- En este Día Internacional del Jaguar WWF Latinoamerica se suma a la iniciativa “Viviendo con grandes felinos”, la cual tiene como objetivo resolver los conflictos entre los humanos y los jaguares, los leones y los leopardos de las nieves, para conjugar la superviviencia de estas especies y el bienestar de las comunidades que conviven con ellos.
“Con el desarrollo impulsado por el hombre que cambia rápidamente los ecosistemas, aumenta la competencia por los recursos entre las personas y los grandes felinos, como el jaguar. Esta competencia provoca inevitablemente conflictos que reducen la tolerancia de las personas hacia la presencia de los felinos y que pueden llevar a la toma de represalias, las cuales contribuyen a las ya numerosas amenazas que enfrentan estas especies como la pérdida y degradación de su hábitat, los efectos del cambio climático y la caza furtiva para el comercio ilegal”, señaló Kate Vannelli, líder de la iniciativa de WWF Internacional.
Salvar al felino más grande de América requiere de una respuesta coordinada y multinacional.
WWF trabaja en 14 países de América Latina -Argentina, Belice, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guayana Francesa, Guyana, Honduras, Surinam, Guatemala, México, Paraguay y Perú- en la implementación de actividades para reducir y mitigar el conflicto humano-jaguar, principalmente con ganaderos que habitan territorios clave para el felino; el monitoreo de sus poblaciones y de sus presas a fin de conocer las tendencias poblacionales y diseñar estrategias de conservación; y la promoción de prácticas productivas sustentables, con la finalidad de crear un corredor biológico que conecte sus hábitats desde México hasta Argentina.
El área en donde habita el jaguar representa el 8.6% de la superficie terrestre del mundo, pero sustenta casi el 28% de la biodiversidad y proporciona más del 17% del almacenamiento y captura de carbono del planeta. También genera beneficios a 53 millones de personas que viven en su entorno.
Se estima que más del 80% de la población total de jaguares vive en Brasil (57 mil de un total de 64 mil). Las subpoblaciones que se encuentran fuera de la Amazonía están amenazadas debido a la poca extensión de su hábitat, el aislamiento, una protección deficiente y una alta densidad de población humana. En El Salvador y Uruguay está extinto, mientras que en Estados Unidos prácticamente está desaparecido.
En la Selva Maya, el segundo lugar con más jaguares después de la Amazonía, WWF tiene un programa trinacional (México, Guatemala y Belice) que trabaja con comunidades locales en la reducción del conflicto humano-depredador y busca convertir a los productores de ganado en aliados que salvaguarden la vida del felino, a través de la instalación de cercos eléctricos que resguardan al ganado y con asesorías para que en caso de depredaciones, se pueda solicitar al Fondo de Aseguramiento de la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas, en México, una compensación por el ganado perdido.
También capacita a los pobladores en la producción sostenible de miel, manejo de la milpa maya y ganadería silvopastoril.
Por su parte WWF Colombia desarrolla materiales educativos para niños de las escuelas de la comunidad de Umancia, en el Resguardo Indígena Predio Putumayo, ubicado en la Amazonía. Después de más de un año de pandemia, fue posible regresar a registrar historias orales de abuelos y jóvenes indígenas del pueblo Murui-Muina.
Estos audios serán clave para que los más jóvenes puedan reconocer su territorio y el manejo que le da su pueblo, además de fortalecer la estrategia de monitoreo comunitario del felino y los bosques, que se desarrolla desde hace más de cuatro años.
WWF Ecuador, en colaboración con autoridades, organizaciones de la sociedad civil y expertos en conservación de la especie, está actualizando el Plan de Acción para la Conservación del Jaguar, el cual permitirá identificar acciones y sitios prioritarios para proteger al jaguar y su hábitat.
En Bolivia, WWF trabaja en dos regiones: el Pantanal y el suroeste amazónico. En el primero, realiza el monitoreo de jaguares en el Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Otuquis y en el Área Natural de Manejo Integrado San Matías, con el fin de identificar sitios prioritarios para su conservación y áreas clave para establecer corredores de conectividad. El monitoreo también ayuda a determinar las condiciones de ambos lugares, que han sufrido incendios en los últimos años.
En la segunda región, el suroeste de la Amazonía, WWF Bolivia junto con WWF Brasil y Perú iniciaron un esfuerzo para determinar la línea base del conflicto humano-jaguar, que incluye encuestas y uso de cámaras trampa para definir las acciones necesarias que prevengan, atiendan y mitiguen el problema de forma integral y aseguren que los habitantes de la región se beneficien de coexisitir con el felino.
En Surinam, WWF inició un grupo de trabajo que reúne a ONGs, la academia y entidades nacionales para monitorear la población de jaguar a través de cámaras trampa, mientras en Guyana, en colaboración con Conservación Internacional, se realizan intervenciones clave en la sabana de Rupununi, que incluyen monitoreos y fortalecimiento de medios de vida sostenibles para conseguir un paisaje saludable que aportará beneficios al jaguar y a las personas.
En el Cono Sur se trabaja por la recuperación de una de las poblaciones de la especie más importantes, pero también de las más amenazadas. En Paraguay, los últimos remanentes del Bosque Atlántico que mantienen una población del jaguar son la Reserva Natural del Bosque Mbaracayú y la Reserva Natural Morombí.
De acuerdo al monitoreo poblacional entre 2019 y 2021 se identificaron solo 12 jaguares, por lo que se requiere de acciones urgentes para reconectar las reservas, que incluyen la restauración de más de 100 hectáreas de bosques.
A través de la campaña Paraguay Más Jaguareté se logró la extensión de la Ley de Deforestación Cero para la Región Oriental hasta el año 2030, con lo que se frenó la pérdida de los pocos remanentes del Bosque Atlántico en el país.
En Argentina habitan alrededor de 250 jaguares en los bosques del Gran Chaco (Chaco, Formosa y Santiago del Estero), las Yungas (Salta y Jujuy) y el Bosque Atlántico (Misiones). La Fundación Vida Silvestre Argentina, organización asociada a WWF en el país desde 1988, trabaja desde 2002, junto con socios locales, por la conservación de la especie en la selva misionera.
El primer monitoreo poblacional en 2004 dio como resultado un rango estimado de población de entre 30 y 54 jaguares, en el Bosque Atlántico argentino (Misiones) y el Parque Nacional de Iguazú, de Brasil. Con la continua pérdida y fragmentación de su hábitat, la caza, la baja disponibilidad de presas y los atropellamientos en carreteras, el futuro del gran felino parecía sombrío.
Sin embargo, gracias al trabajo conjunto con organizaciones locales se duplicó la población, de acuerdo al monitoreo realizado en 2018 por investigadores de Proyecto Yaguareté (CeIBA-IBS), con una estimación poblacional de entre 84 y 125 individuos.
En Brasil, país que cuenta con la mayor población de jaguares del mundo, el avance de la deforestación en la Amazonía, Pantanal, Caatinga y Cerrado está amenazando al felino.
En el sureste del estado de Amazonas, se encuentra una porción del llamado Arco de Deforestación resultado de la ampliación de la ganadería, tanto en el estado de Mato Grosso como del lado de la carretera Transamazónica. Aquí se han multiplicado las denuncias del conflicto humano-jaguar y por ello WWF trabaja con comunidades locales en acciones enfocadas a reducir la caza en represalia, la promoción de buenas prácticas de producción ganadera y la investigación científica a través del monitoreo de la especie con cámaras y drones. Mientras que en el Parque Nacional de Iguazú se desarrollan talleres de educación ambiental con la comunidad, en escuelas y con turistas.