Lima.- Perú logrará monitorear la totalidad de sus bosques en 2030, a través de una nueva estrategia de intervención con la que el Gobierno pretende también conservar 10 millones de hectáreas que beneficiarán a más de mil comunidades nativas, campesinas y pequeños productores del país.
Así lo explicó en una entrevista Rudy Alberto Valdivia, jefe de la Unidad Técnica del Programa Nacional de Conservación de Bosques para la Mitigación del Cambio Climático del Ministerio del Ambiente (Minam), en el marco del Día Internacional de los Bosques, que se celebra cada 21 de marzo.
"Los bosques son un activo para el desarrollo y nuestra tarea al momento de conservarlos no solamente es que se mantengan, sino lograr que contribuyan al desarrollo sostenible de las comunidades", afirmó Valdivia.
En Perú, donde los bosques ocupan cerca del 57% del territorio nacional, el Programa de Bosques logró monitorear desde su creación en 2010 alrededor de 78 millones de hectáreas en florestas amazónicas y, ahora, espera ampliar en la próxima década el monitoreo de bosques secos y andinos hasta alcanzar en 2030 al total de 82.5 millones de hectáreas boscosas del país.
Bosques secos y andinos
En concreto, el programa incorporará, a través de la plataforma Geobosques, el monitoreo de 3.4 millones de hectáreas de bosques secos del noreste hasta 2022 y, para el año 2025, el monitoreo de 808 hectáreas de bosques andinos.
"El sistema de monitoreo que generamos nos permite, con una tecnología estandarizada, saber cuál es la distribución actual de los bosques", algo que posibilita "estar viendo dónde ocurren los cambios" y, consecuentemente, faculta a las autoridades poder "tomar acciones rápidamente", explicó Valdivia.
El jefe de la Unidad Técnica del programa detalló que se trata de una "tarea dinámica", pues no está solo sujeta a acciones como la tala ilegal o el desarrollo de cultivos que invaden los bosques, sino también a incendios o fenómenos naturales como El Niño.
Ya que la meta de esta iniciativa es lograr el monitoreo de la totalidad de los bosques de Perú, durante los primeros diez años de ejecución ya se logró monitorear 78 millones de hectáreas de florestas amazónicas.
"Eso permitió elaborar reportes anuales de deforestación y también generar alertas tempranas cada 15 días, dirigidas a todas las entidades públicas y privadas del país vinculadas a la gestión del bosque", sostuvo en un comunicado la coordinadora del Programa Bosques, Teresa Velásquez.
Según el último reporte del Minam, la deforestación en los bosques peruanos en 2019 abarcó unas 147 mil hectáreas, un área superior a la superficie de Hong Kong.
Mil comunidades beneficiadas
Más allá de fortalecer el monitoreo de la cobertura forestal, la nueva estrategia busca también beneficiar a más de mil comunidades campesinas y nativas del país con la conservación de 10 millones de hectáreas de bosques.
En la última década, el Programa Bosques ha impulsado la conservación de 2.9 millones de hectáreas de bosques comunales mediante el mecanismo "transferencias directas condicionadas".
Con eso se logró la suscripción de convenios con un total de 274 comunidades para la entrega de un subsidio que benefició, según la cartera del Ambiente, a cerca de 22 mil familias de nueve departamentos del país en su desarrollo de actividades productivas en base al bosque, seguridad alimentaria, mejora de la vigilancia comunal y fortalecimiento de la gestión comunal.
"Con la articulación con los gobiernos regionales y locales, queremos que el programa sea como un soporte a las iniciativas de desarrollo local", que contribuyan tanto a la conservación como al "aprovechamiento" de los bosques, aseveró Valdivia.
"Hemos afinado nuestra intervención en ese sentido, al reconocer la importancia que el tema de la conservación no va por cuánto puedes conservar sino también por las oportunidades que hay de aprovechamiento de los bosques y promover el desarrollo sostenible", precisó.
El jefe de la Unidad Técnica agregó que, a raíz del golpe de la pandemia en la tasa de empleo del país, muchas comunidades nativas y campesinas vivieron en 2020 un proceso de transformación "importante", en la medida en que varios miembros regresaron a las comunidades, dejando atrás las ciudades donde trabajaban.
Así, "hubo un incremento de la presión en los bosques" y hasta algunas comunidades "necesitaron reforzar sus capacidades para la adquisición de alimentos a corto plazo".