Londres.- Un estudio indicó que más de 500 especies de vertebrados terrestres (aves, anfibios, mamíferos y reptiles) de todo el mundo están al borde de la extinción. Estas son especies animales con poblaciones sobrevivientes de menos de mil individuos que se encuentran en regiones tropicales y subtropicales y se concentran en regiones muy afectadas por las actividades humanas.
La extinción es una parte natural del proceso evolutivo, sin embargo el número de especies amenazadas y el vínculo con la presión humana directa, indica que la humanidad ahora está presenciando la sexta, y posiblemente la mayor extinción masiva en la historia de la vida en la Tierra.
Esta investigación ha identificado 388 especies de vertebrados con menos de 5 mil individuos en las poblaciones sobrevivientes. De estos, más de cuatro quintos se aferran a la supervivencia en las mismas regiones amenazadas y, por lo tanto, también pueden estar al borde de la extinción.
Tres científicos informan en Proceedings of the National Academy of Sciences que analizaron la lista de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza para identificar 29 mil 400 vertebrados terrestres, revelaron que el 1.7 por ciento tenían menos de mil individuos.
Hay muchos casos de extinción local: por una serie de razones, algunas aves o mariposas, por ejemplo, pueden desaparecer de los lugares donde alguna vez fueron muchas, pero continúan creciendo en otras zonas. Sin embargo, los investigadores identificaron 237 mil poblaciones de vertebrados que habían desaparecido desde 1900.
"Lo que hagamos para enfrentar la actual crisis de extinción en las próximas dos décadas definirá el destino de millones de especies", indica el autor principal del estudio, Gerardo Ceballos, investigador del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Nos enfrentamos a nuestra última oportunidad para asegurarnos de que los servicios que nos brinda la naturaleza no sean saboteados irremediablemente
Su coautor, Paul Ehrlich, de la Universidad de Stanford en California, dijo: “Cuando la humanidad extermina a las poblaciones y especies de otras criaturas, está cortando la extremidad en la que está sentado, destruyendo partes funcionales de nuestro propio sistema vital.
Casi una cuarta parte de todas las especies en el planeta podrían enfrentar la extinción. Durante los 11 mil años transcurridos desde la invención de la agricultura, el número de humanos se ha multiplicado de aproximadamente de un millón a 7.7 mil millones, y está aumentando rápidamente.
En los últimos 450 millones de años ha habido al menos cinco grandes extinciones, cada una de las cuales destruyó del 70 por ciento al 90 por ciento de toda la vida en la Tierra.
La extinción puede ser el mayor problema ambiental, porque es irreversible. Cuando una especie desaparece, lleva consigo un conjunto único de riquezas biológicas y, quizá crea una pérdida para otras especies que de alguna manera pueden depender de ella. La extinción genera extinción, argumentan los autores.
Depende de nosotros decidir qué tipo de mundo queremos dejar a las generaciones venideras: sostenible o desolado en el que la civilización que hemos construido se desintegra
Y a medida que las plantas y los animales se desvanecen en el olvido, la capacidad de la biosfera para reciclar la atmósfera, el agua y los nutrientes, para polinizar y fertilizar, y para deshacerse de los muertos y los desechos, disminuye.
Los ecosistemas que apoyan y enriquecen toda la vida también apoyan y enriquecen a la humanidad. En una época, 60 millones de bisontes mantuvieron los ecosistemas de las praderas de América del Norte y, en el curso de esto, apoyaron a la población de nativos americanos.
Para 1884 solo quedaban 325 individuos. Las praderas ahora son en gran parte tierras de cultivo, y los 4000 bisontes salvajes sobrevivientes pueden considerarse, según los autores, como "zombis ecológicos".
Se calcula que en el siglo pasado se extinguieron 543 especies de vertebrados terrestres y en las próximas dos décadas podría ser el mismo número.
"Depende de nosotros decidir qué tipo de mundo queremos dejar a las generaciones venideras: uno sostenible o uno desolado", dijo Peter Raven, presidente emérito del Jardín Botánico de Missouri.