La académica Ivonne Janeth Garzón Orduña, del Instituto de Biología de la UNAM, fue electa presidenta de la Sociedad Americana de Lepidopterólogos, una de las agrupaciones de mayor importancia a nivel mundial y la más grande de América, que congrega a expertos en el estudio de mariposas y polillas, las cuales son fundamentales en la polinización y están desapareciendo.
La investigadora de origen colombiano presidirá la agrupación durante el bienio 2023-2025, cargo para el que fue seleccionada por unanimidad por colegas del mundo.
El trabajo en favor de la conservación de estas especies es una tarea que consideró una carrera contra reloj; “aún hay amplia diversidad que no conocemos”.
De acuerdo con la experta, estos insectos brindan importantes servicios ecológicos en los ecosistemas. Ambas especies visitan flores y acarrean polen en sus patas y cara (con mayor eficiencia que las abejas), el cual llevan de flor en flor. “Esta labor es muy importante para producir alimentos”.
No obstante, aún hay numerosa diversidad que no conocemos y está desapareciendo. Esos animales también son fuente de biomasa, porque con ellos se alimentan otros organismos como los murciélagos y las avispas cuando las polillas y mariposas están en etapa de orugas, afirmó la investigadora.
Además, realizan control biológico de plantas, pues al ser herbívoros durante su etapa de orugas las consumen y producen equilibrio. “Tienen esta homeostasis (conjunto de fenómenos de autorregulación) en el ecosistema”, explicó.
Garzón Orduña calculó que en el orbe existen aproximadamente 20 mil especies de mariposas y cerca de 140 mil de polillas. Las primeras son un componente pequeño de la diversidad, se llevan toda la atención porque son sumamente llamativas y están activas durante el día, igual que los humanos. Pero la vasta biodiversidad de estos insectos se concentra en las polillas, que son nocturnas.
Taxonómicamente las mariposas además son polillas y un grupo particular que explota la diurnalidad. “Hay algunas polillas que no son mariposas, que vuelan durante el día, aunque la mayoría son nocturnas”, precisó.
Estas especies tienen una vida breve: están en etapa de huevo unas semanas; son orugas de 12 a 20 días (dependiendo de la especie) y luego pasan a su fase más vulnerable, que es la pupa o crisálida, en la cual se regenera un animal que parecía un gusano y se convierte en adulto con alas, lengua y escamas que cubren su cuerpo.
“De esa crisálida sale el adulto, que vive ocho o diez meses, otras especies solo un mes o unas cuantas semanas porque no se alimentan como adultos, entonces toda su energía la adquirieron cuando eran orugas. En esos casos salen a aparearse y mueren”, destacó.
Las mariposas y polillas son tan sensibles a los cambios de la vegetación, pues por ser herbívoros dependen de las plantas. Cualquier extinción local de una de estas será una condena importante para los Lepidópteros, advirtió.
La especialista puntualizó que el deterioro ambiental de los ecosistemas afecta demasiado a estos insectos. “La fragmentación del hábitat aísla mucho a las poblaciones y reduce las plantas, fundamentales para la perpetuación de estas especies”.
Asimismo, la luz artificial y las bombillas blancas son una trampa para este tipo de insectos, pues se guían con la Luna para navegar y cuando ven un foco de ese color se confunden, lo persiguen hasta cansarse y mueren.
Con respecto al organismo, del cual es integrante desde que era estudiante de posgrado, hace aproximadamente diez años, Garzón Orduña señaló:
Agrupa aproximadamente mil miembros de 40 países, posee bastante historia, pues comenzó en 1947. Reúne a científicos y aficionados interesados en el estudio de mariposas y polillas, tiene una revista científica indizada que se publica cuatro veces al año, donde miembros y no miembros pueden publicar sus estudios; además, celebra un congreso anual.
Para ser electa, la científica se sometió a una votación en línea de los integrantes de la Sociedad. “Un comité de la agrupación me escogió sólo a mí, así que fui candidata unánime”, relató.