El vital líquido debe ser tratado y reutilizado para efectuar “economía del agua” y en ese proceso la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) tiene la capacidad, los recursos y la voluntad para entablar un diálogo estrecho con el gobierno, que debe dar un golpe de timón para planear estrategias hídricas diferentes para la Ciudad de México, aseguró el doctor Óscar Armando Monroy Hermosillo, Profesor Distinguido de la Casa abierta al tiempo.
Esta Institución “puede apoyar grandes acciones para aprovechar el agua de lluvia que llega al Valle de México por medio de 45 ríos que hoy están perfectamente entubados para sacarla de ahí”, sostuvo al participar en el Conversatorio Ambiente y comunidad como parte del Foro Salud y Bienestar, organizado por la Unidad Iztapalapa.
De este modo se dejaría de traer el recurso desde el sistema Cutzamala o extraerlo de pozos a 300 o 400 metros de profundidad, se estaría aprovechando y mandando a Texcoco u otros lagos para que se almacene, se trate y potabilice, tareas que tendrá que hacer la capital.
Ya no podemos permitir que un político prometa traer agua del Polo Norte o un iceberg para estacionarlo en el Golfo de México, como parecen todos sus programas, necesitamos soluciones realistas y sustentables”, aseveró.
El académico adscrito al Departamento de Biotecnología señaló que la Universidad tiene programas interdisciplinarios e interunidades para colaborar en la reutilización del líquido y “hay que crear más, pues existe la posibilidad de unirnos para sumar nuevos proyectos”.
De lo que se trata, dijo, es de ponerle un alto a la contaminación y tratar de reusar el agua apegados a cuatro principios de la sustentabilidad: descentralizar los procesos de tratamiento; dejar de enviarla a más de 60 kilómetros porque implica costos altísimos; hacer plantas de tratamiento cercanas, y separar los efluentes.
“Estamos en el siglo XXI y la ciudad se transforma a diario, entonces tenemos que pensar en separar la de lluvia y residual, no mezclar la doméstica con industrial y, como no se puede esperar a que una planta de tratamiento haga todo, que lo mismo trate el manganeso, el arsénico y los carbohidratos, se deben establecer plantas eficientes que estén cerca de los hogares”.
El papel de la ciencia y de las universidades debe estar encaminado hacia esa dirección. “Debemos preocuparnos científicamente de estas cuestiones que se han arrastrado desde los años 70 del siglo pasado, cuando se descubrió la contaminación de los grandes cuerpos de agua del mundo, apoyados de la sociedad, las empresas y el gobierno”.
Entonces se crearon magnas empresas para limpiarlos, “pero a los países subdesarrollados nos pidieron primero crecer y después limpiar, lo que nos llevó a un atraso tremendo”, precisó.
La doctora Patricia Ramírez Romero, académica del Departamento de Hidrobiología, mencionó que ya se está viendo lo difícil que es tener acceso a este recurso tan importante. “Mis alumnos me comentan que el tandeo es una vez a la semana, los domingos por la noche y muchas veces no es de calidad”.
Agregó que lo grave es que no parece que esta condición vaya a mejorar, debido a que no hay programas que atiendan la problemática de manera directa, pues se requiere mucho dinero, dado que son sistemas viejos y, aunque haya la intención, la inversión necesaria está fuera de la realidad de la mayoría de los gobiernos.
La doctora Judith Cardoso Martínez anotó que entre 75 y 79 por ciento del agua que llega a la alcaldía Iztapalapa proviene de pozos y perforaciones más profundas, que hacen que el recurso esté en contacto con minerales y rocas, y cuando se extrae contenga metales y metaloides.
La profesora del Departamento de Física destacó que la UAM debe empezar a considerarse una universidad sostenible “en donde seamos amigables con el medio ambiente, pero también la parte económica debe estar involucrada para el beneficio de la sociedad, por lo que como investigadores de diversos campos es relevante hacer una sinergia para solucionar algunos asuntos, como hacer filtros o exigir que las purificadoras cumplan con la norma correspondiente”.
La doctora Lilia Rodríguez Tapia, coordinadora de la Especialización en Economía y Gestión del Agua de la Unidad Azcapotzalco, refirió que “nuestra preocupación como Universidad debe ser entender los problemas en esta visión de muchas disciplinas para resolver situaciones concretas”.