Al hacer énfasis en la emergencia climática y la necesidad de preservar los bosques para lograr el objetivo del Acuerdo de París, y abordar explícitamente la relación entre la desigualdad social y el cambio climático, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva desempeña un papel importante en la diplomacia global.
En relación al clima, Lula se dirigió a la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) tras haber logrado corregir los reveses climáticos de la administración anterior en su país. A pesar de haber encontrado apoyo para las acciones que se implementaron en los primeros ocho meses de su gobierno –periodo durante el cual la deforestación en la Amazonía se redujo en un 48%, el Ministerio de Ambiente y Cambio Climático fue fortalecido y las decisiones de la agencia federal de protección ambiental Ibama volvieron a ser respetadas–, el discurso de Lula no fue suficiente para hacer un llamado a los líderes políticos del planeta para adoptar acciones climáticas más ambiciosas y urgentes.
Al haber reforzado el compromiso de Brasil de reducir la deforestación en la Amazonía, Lula envió una señal tanto a Brasil como al mundo de que la agenda ambiental llegó para quedarse. Y este es un paso necesario. Aún así, todavía nos queda un largo camino por recorrer en la lucha contra la destrucción de la naturaleza, especialmente en lo que respecta al bioma del Cerrado, cuyas tasas de destrucción siguen siendo dramáticamente altas.
También mencionó el Plan de Transición Ecológica, que apunta a tener la agenda ambiental presente en distintas áreas del gobierno. Este es otro punto positivo, debido a que indica que la preocupación del gobierno está dónde se necesita y dónde debería. De nuestro lado, nos queda hacer un seguimiento de la definición de este plan y comprobar si la intención declarada se convertirá en planes socialmente justos para la transición energética.
Con un enfoque integral, centrado en cuestiones globales como el hambre, la violencia y el racismo, el presidente también señaló la necesidad de responsabilizar a los países más ricos por la deuda climática. Les exigió más recursos para combatir esta crisis.
Además, destacó el desempeño del país respecto a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU y la preservación de los bosques. Cabe señalar que el mundo firmó un acuerdo global para preservar la biodiversidad a finales del año pasado, un desafío intrínsecamente relacionado con la cuestión climática. Lamentablemente, este acuerdo aún no recibe la debida atención por parte de Brasil y los demás signatarios. Estas son señales preocupantes dado el escenario actual. Según el Informe Planeta Vivo 2022 de WWF, las poblaciones de vida silvestre se han reducido en un promedio del 69% en tan solo cuatro décadas.
Además, el discurso de estadista de Lula dejó en claro los grandes desafíos que enfrentan Brasil y el mundo. En diciembre tendremos la oportunidad de hacer más tangibles los debates en la COP 28 en Dubai. Será otra oportunidad para que el presidente Lula exponga el nivel de compromiso ambiental y climático de Brasil.
* Esta es una comunicación oficial de World Wildlife Fund (WWF), se publica bajo una licencia de Creative Commons: CC BY-NC 4.0