La emergencia climática mundial requiere nuevas estrategias
Miguel Ángel de Alba
México.- La emergencia climática mundial debe obligar a la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP) a articular nuevas estrategias en el protocolo diplomático, sobre todo viendo la dificultad existente para lograr decisiones por consenso, afirmó Karla Maass, oficial regional para América Latina de la Red de Acción Climática (CAN, por sus siglas en inglés).
Durante su participación en el webinario “COP25: Avances, retrocesos y perspectivas en la lucha por el clima”, organizado por la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA), Maass señaló que en las cumbres climáticas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha habido avances, pero es necesario articular nuevas estrategias.
Hasta ahora, explicó, el mecanismo de toma de decisiones es vía consenso, por lo que todos los países tienen que estar de acuerdo, pero con gobiernos como Australia, Brasil y Estados Unidos, que son contrarios a la acción climática, será difícil avanzar para estabilizar las temperaturas a menos de 1.5 grados Celsius de aumento, conforme a los compromisos establecidos en el Acuerdo de París.
Es imposible atender la emergencia climática del siglo XXI con los protocolos diplomáticos y políticos del siglo XX, marcados por visiones cortoplacistas que sólo quieren mantener el status quo y no asumir compromisos vinculantes
Recordó que una de las metas globales del Acuerdo de París es limitar el aumento de la temperatura global por debajo de 1.5 grados Celsius hacia el año 2100, para lo cual el Panel Intergubernamental de la ONU para el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) recomienda reducir al 50 por ciento las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 y llegar a cero emisiones en 2050.
Sin embargo, precisó, “lo único cierto es que la temperatura global ya aumentó 1 grado Celsius y eso obliga a realizar un mayor esfuerzo para reducir en mayores porcentajes las emisiones de dióxido de carbono. Es un gran desafío, porque los impactos y consecuencias serán mayores entre más aumente la temperatura”.
Señaló que para alcanzar las decisiones vinculantes en el seno de las reuniones climáticas de la ONU, la gobernanza es clave, pero no podemos correr el riesgo de que el remedio sea peor que la enfermedad, por lo que tiene que haber una transición justa para eliminar la gran concentración de poder que se tiene ahora.
Asimismo, consideró que las organizaciones de la sociedad civil deben exigir a sus respectivos países ser parte de los trabajos para elaborar las contribuciones nacionalmente determinadas, a fin de que sean para que sean hechas con y por el pueblo y en beneficio del pueblo.
En cuanto a las estrategias de reducción de emisiones en América Latina para el año 2050, Kaass dijo que difícilmente se lograrán las metas “porque se hace muy poco para ello: se requieren esquemas de acceso a financiamiento y de cooperación, porque la disponibilidad de recursos y la capacidad de establecer compromisos no se homologan en la región”.
El cambio climático es disputado entre los distintos actores, cada uno con su propia agenda, pero las respuestas no responden a los desafíos globales, por lo que se preguntó ¿dónde están los facilitadores?
Hay muchos actores interesados, pero no se ve cómo van a promover los cambios y las interacciones, para evitar que sean coartadas. “Hay que salir del marco de lo posible para diseñar la acción global”, concluyó Kaass.