Los humedales almacenan y depuran el agua, suministran la mayor parte del agua dulce para consumo humano, limpian contaminantes de manera natural, brindan alimento (la pesca y las arroceras, son de los principales), indica la Comisión Nacional Forestal (Conafor)
En ellos el 40 % de las especies del planeta viven y se reproducen, nos protegen de las inundaciones y tormentas y algunos absorben más carbono que los bosques.
Los humedales son los lagos, lagunas, marismas, esteros, manglares y todos esos lugares inundables, ya sea de forma constante, o solo una parte al año.
A pesar de su vital importancia, los humedales siguen perdiendo terreno a un ritmo tres veces más rápido que los bosques naturales, de manera que del año de 1700 a la fecha ha desaparecido hasta el 87% de estos ecosistemas en el mundo, de acuerdo con el informe The global Wetland Outlook (Perspectiva mundial sobre los humedales).
De acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) al menos 30% del carbono que existe en el planeta es capturado en estos ecosistemas que se encargan de eliminar los contaminantes de manera natural, lo que permite disfrutar de agua limpia. Los humedales son también grandes reservorios de agua.
Para hacer conciencia sobre su vital importancia para el ser humano, en 1971 se creó La Convención sobre los Humedales de Importancia Internacional, conocida como la Convención de Ramsar, un acuerdo de orden internacional que promueve la conservación y el uso racional de los humedales.
Este tratado es excepcional a nivel mundial, ya que es el único que se centra en este ecosistema y cada 2 de febrero celebra el Día Mundial los Humedales.
México ocupa el sexto lugar en el mundo en superficie cubierta de manglar, ubicándose por arriba de la mayoría de los países de África y América.
No obstante, a nivel mundial la tasa anual de destrucción de manglares es elevada, estimándose en 1.75% de la superficie total.
En nuestro país la pérdida en este importante ecosistema ocurre en gran medida por el cambio hidrológico, es decir, el agua no fluye, lo que provoca una degradación en la calidad del agua, mal olor y especies que dejan de visitar el lugar.
La afectación no solo alcanza el paisaje o a la fauna, impacta de forma directa a la economía local, ya que estos humedales ofrecen productos para pesca y atractivos para el turismo, actividades de las que viven cientos de familias.
Para su recuperación, la restauración de este ecosistema, la Conafor incentiva y ofrece asesoría técnica a productores con terrenos forestales con manglar a fin de que realicen trabajos manuales, para la apertura de canales y brazos de los canales, para que el agua se abra camino y fluya.
Una vez realizadas las acciones de restauración propuestas en el proyecto, los impactos positivos logran apreciarse en un mediano plazo con la recuperación del sistema hidrológico y haciendo reforestación de la cobertura vegetal compuesta principalmente por manglar y otras especies asociadas.
Su recuperación manglar trae consigo el mejoramiento de las condiciones del hábitat de fauna silvestre tanto la terrestre como la acuática, además de ser visitadas por las aves migratorias la presencia de especies emblemáticas en diversos sitios como es el jaguar y la productividad del ecosistema del que se benefician las localidades.