La Haya.- La Cumbre de Adaptación al Clima (CAS), organizada por los Países Bajos el 25 y 26 de enero, debatirá soluciones y planes que permitan hasta 2030 a los ciudadanos y al planeta adaptarse a los efectos del cambio climático, lo que incluye la gestión de lluvias torrenciales, sequías, olas de calor y el aumento del nivel del mar.
Durante dos días, jefes de Estado y Gobierno, junto a expertos en cuestiones climáticas, discutirán cómo las ciudades pueden ser más resilientes al cambio climático, con cuestiones como la preparación de la agricultura para que se anticipe a las sequías y la salinización, y la aceleración de la protección costera para que siga el ritmo del aumento del nivel del mar.
La adaptación climática, siendo la mitad de los objetivos del Acuerdo de París, es una tarea que se está quedando atrás, reconoce Henk Ovink, enviado neerlandés a la ONU para Asuntos del Agua, que participa en la organización de la CAS y señala que la cumbre busca formas “no solo de mitigar, sino de adaptarnos a las futuras incertezas” que llegan con el calentamiento global.
El cambio climático amenaza con provocar, y en muchas regiones ya causa, sequías mucho más severas cada año, expulsando a poblaciones enteras de sus lugares de residencia, aumentando la inseguridad alimentaria alrededor del planeta y la inestabilidad en las fronteras y regiones. “Es causante de la inseguridad del agua”, añade Ovink a la prensa.
A finales de 2018, el exsecretario general de la ONU, Ban Ki-moon, el magnate Bill Gates y la directora administrativa del Banco Mundial, Kristalina Georgieva, lanzaron en La Haya la Comisión Global de Adaptación (CGA) para acelerar el ajuste socio-empresarial a la lucha contra el calentamiento global.
Según esa Comisión, cada euro invertido en proyectos de adaptación climática (como el refuerzo de diques) evita en última instancia hasta 10 euros de daños climáticos.
Una metáfora de lucha contra el exceso y la escasez de agua
Durante los últimos años, Ovink ha trabajado junto a diferentes instituciones neerlandesas para organizar coaliciones en todo el mundo para intensificar esfuerzos y abordar mejor la adaptación climática. “Pero también para llevar las lecciones que aprendimos en los Países Bajos y garantizar que todos puedan adaptarse mejor a un clima cambiante y que aprendan cómo el agua es una parte tan crítica de eso”, añade.
Los neerlandeses empezaron a organizarse en torno al agua estableciendo autoridades regionales del Agua que aún son parte de su sistema constitucional, y que trabajan para garantizar la seguridad del agua, tanto en lo relativo al agua potable, como para proteger sus tierras del Mar del Norte.
Para los Países Bajos, el agua es parte de su paisaje, de sus políticas y de su cultura. Un 26 por ciento del país se encuentra por debajo del nivel del mar y más del 60 por ciento de su tierra es propensa a las inundaciones, pero, paradójicamente, “se suele pensar en los Países Bajos sólo como una tierra mojada, cuando también han sufrido fuertes sequías” en la última década.
Los últimos años están entre los “cinco más secos” de la historia de los Países Bajos, que ahora tienen que lidiar con un déficit de agua subterránea en la zona este, lo que ha provocado grietas en algunas casas por los movimientos de tierra, al mismo tiempo que se enfrentan a los riesgos climáticos por los ríos y las ciudades a lo largo de la costa neerlandesa.
Empujada por esta experiencia, la de su lucha contra el exceso y la escasez de agua, los Países Bajos acogieron la CGA en 2018, y se ofrecieron para organizar la Cumbre de la próxima semana.
“Es vital que actuemos ahora. Queremos mostrarle al mundo cómo estamos reforzando nuestra protección costera y construyendo infraestructuras a prueba de clima. Y queremos aprender de otros países. Con la adaptación, podemos salvar vidas en todo el mundo, impulsar las economías y proteger mejor nuestras aldeas, pueblos y ciudades”, dijo la ministra neerlandesa de Asuntos del Agua, Cora van Nieuwenhuizen.
La pandemia de la Covid-19
La Cumbre Internacional de Adaptación al Clima, que se celebra de forma virtual por las restricciones, contará con líderes mundiales como Ban Ki-moon, la canciller alemana Angela Merkel y su colega neerlandés Mark Rutte, así como el secretario general de la ONU, António Guterres, que inaugurarán la cumbre y lanzarán una Agenda de Acción de Adaptación, que definirá soluciones prácticas hasta 2030.
Además, podrán participar empresas, científicos, ONG y jóvenes de todo el mundo, en una variedad de eventos transmitidos desde todas las zonas horarias, hasta concluir con una sesión de clausura junto al Foro Económico Mundial de Davos.
Ovink define que la CAS estará organizada en cuatro partes. “Primero, lo relacionado con la pandemia y la crisis sanitaria: qué podemos hacer en función de nuestra acción climática porque clima, salud y agua están directamente relacionados. Garantizar la seguridad del agua ayuda a impulsar y mitigar el impacto de la pandemia”, señala.
Además, se buscará alinear compromisos de gobiernos, financiadores, ONG, investigadores y empresas en torno a las acciones de adaptación; se tratará de impulsar la cuestión del agua en los planes climáticos nacionales y de asegurar que durante la década de acción se podrá ayudar a organizar acciones de adaptación climática, con el agua como componente clave.