El informe sobre el estado del clima en África de 2021 proporciona información científica de fuentes autorizadas sobre las tendencias de las temperaturas y otros indicadores climáticos.
Muestra cómo los fenómenos meteorológicos extremos y el cambio climático están socavando la salud y la seguridad humanas, la seguridad alimentaria e hídrica y el desarrollo socioeconómico. África solo representa entre el 2% y el 3% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, pero sufre de forma desproporcionada los resultados.
Los mensajes principales de dicho informe son los siguientes:
Temperaturas: En África la temperatura aumentó a un ritmo medio de unos +0.3 °C/década entre 1991 y 2021, más rápido que el calentamiento observado en el período 1961-1990, de +0.2 °C/década. El año 2021 fue el tercero o el cuarto más cálido registrado en África.
El aumento del nivel del mar en las costas africanas es mayor que la tasa media mundial, especialmente en el mar Rojo y el suroeste del océano Índico, donde la tasa se aproxima a los 4 mm/año. Es probable que esta situación se mantenga sin cambios en el futuro, lo que ayudará a incrementar la frecuencia y la gravedad de las inundaciones costeras en las ciudades de baja altitud, así como la salinidad de las aguas subterráneas debido a la intrusión del agua del mar.
De aquí a 2030, se prevé que entre 108 y 116 millones de personas en África estarán expuestas al riesgo del aumento del nivel del mar.
La sequía en África Oriental se ha agravado tras la ausencia de precipitaciones en temporadas consecutivas de lluvias, además de la intensificación de los conflictos, los desplazamientos de población conexos y las restricciones relacionadas con la COVID-19.
Los elevados precios de los alimentos impidieron su disponibilidad y acceso, dejando a más de 58 millones de personas en condiciones de inseguridad alimentaria aguda. La situación está empeorando este año, especialmente en Etiopía, Somalia y partes de Kenya. El sur de Madagascar también se ha visto afectado por una sequía aguda.
Fenómenos meteorológicos extremos: Graves crecidas afectaron a Sudán del Sur, Nigeria, la República del Congo, la República Democrática del Congo y Burundi. Sudán del Sur ha registrado el tercer año consecutivo de crecidas extremas que han elevado el nivel de las aguas de los lagos y los ríos, como consecuencia de las intensas lluvias de 2020 y 2021.
En muchas zonas del norte de África hubo un calor extremo, especialmente en Túnez, Argelia, Marruecos y Libia. El calor extremo estuvo acompañado de incendios forestales. Además, las tormentas de arena y polvo fueron un problema recurrente.
Peligros: Las sequías y las crecidas constituyen la principal preocupación. En los últimos 50 años, los peligros relacionados con las sequías se han cobrado la vida de más de medio millón de personas y han provocado en la región pérdidas económicas de más de 70 mil millones de dólares de los Estados Unidos. En este período, se registraron más de mil catástrofes relacionadas con las crecidas que causaron la muerte de más de 20 mil personas en África. Se calcula que de aquí a 2050, los impactos climáticos podrían generar a las naciones africanas costos anuales que ascienden a 50 mil millones de dólares.
Agua dulce: La superficie total del lago Chad, situado cerca del desierto del Sahara y que limita con Chad, Camerún, Nigeria y Níger, se ha reducido de 25 mil km2 en la década de 1960 a mil 350 km2 en la década de 2000 y se ha mantenido estable desde entonces. En África Occidental, la disminución a largo plazo del caudal de los ríos se atribuye al aumento de la temperatura, la sequía y la mayor demanda de agua.
Los glaciares del África Oriental ecuatorial, en el monte Kenya (Kenya), el monte Kilimanjaro (Tanzanía) y los montes Rwenzoris (Uganda), están retrocediendo a un ritmo más rápido que la media mundial. Que los glaciares desaparezcan por completo en África Oriental depende de la cantidad de precipitaciones futuras que caigan en esta región.
Inseguridad alimentaria: El aumento de la temperatura ha contribuido a reducir en un 34% el crecimiento de la productividad agrícola en África desde 1961, más que en cualquier otra región del mundo. Se prevé que esta tendencia se mantendrá en el futuro, lo que incrementará el riesgo de inseguridad alimentaria aguda y malnutrición. Se prevé que un calentamiento global de 1.5 °C irá acompañado de una disminución del 9% del rendimiento del maíz en África Occidental y entre el 20% y el 60% del rendimiento del trigo en el sur y el norte de África.
Desplazamientos: Los peligros relacionados con el clima siguieron siendo uno de los principales impulsores de nuevos desplazamientos en África. Las crecidas y sequías crónicas, el aumento del nivel del mar y los fenómenos meteorológicos extremos influyen en los patrones de desplazamiento dentro de las fronteras y a través de las fronteras internacionales.
En 2021, unos 14.1 millones de personas se vieron desplazadas internamente en el África Subsahariana; de estos desplazamientos, unos 11.5 millones se debieron a conflictos y violencia y 2.5 millones, a catástrofes.
Sistemas de alerta temprana: En África, la tasa de ejecución de los sistemas de alerta temprana de peligros múltiples (MHEWS) es inferior a la de otras regiones, con solo 4 de cada 10 personas cubiertas.
Es necesario subsanar el déficit de capacidad en materia de recolección de datos para las variables hidrometeorológicas básicas que sustentan mejores servicios climáticos y sistemas de alerta temprana en aras de salvar vidas y medios de subsistencia. Se debería invertir más en sistemas de alerta temprana de sequías y crecidas de extremo a extremo en los países menos adelantados en riesgo, especialmente para avisos de sequías en África.
Servicios climáticos: Urge mejorar la prestación de servicios climáticos en el continente africano. En la actualidad, 28 países prestan servicios climáticos desde el nivel básico hasta el esencial y solo 9 prestan esos servicios a nivel completo. Solo 4 países prestan servicios de predicción o avisos de sequías de extremo a extremo a un nivel de capacidad completo/avanzado.
Estrés hídrico: El aumento del consumo, combinado con sequías y episodios de calor más frecuentes incrementará la demanda de agua y ejercerá una mayor presión sobre los ya escasos recursos hídricos.
La interrupción de la disponibilidad de agua impedirá el acceso al agua salubre y amenaza con desencadenar conflictos entre personas que ya están lidiando con dificultades económicas. Alrededor de 418 millones de personas siguen careciendo incluso de un nivel básico de agua potable y 779 millones de personas no cuentan con servicios básicos de saneamiento.
Gestión de los recursos hídricos: De los 51 países africanos de los que se dispone de datos, 27 tienen una capacidad inadecuada para ejecutar una gestión integrada de los recursos hídricos y, en 2020, muchas actividades se llevaron a cabo de manera ad hoc con una financiación insostenible.