Beijing.- El cambio climático representa una amenaza significativa para la prosperidad de China a largo plazo. No obstante, según un informe del Grupo Banco Mundial dado a conocer hoy, el país está bien posicionado para cumplir con sus compromisos climáticos y efectuar la transición hacia una economía más verde y, al mismo tiempo, alcanzar sus objetivos de desarrollo.
En el informe sobre el clima y el desarrollo del país (CCDR) elaborado por el Grupo Banco Mundial para China se analizan los cambios fundamentales en las áreas de energía, industria, transporte, ciudades y uso de la tierra que permitirían al país cumplir su compromiso de alcanzar los niveles máximos de emisión de carbono antes de 2030 y lograr la neutralidad en sus emisiones para 2060.
En el informe se pone de relieve la necesidad de actuar con urgencia, en vista de los grandes volúmenes de gases de efecto invernadero que emite China, la fuerte exposición de su población y su infraestructura económica a los riesgos climáticos, y el papel fundamental que desempeña el país en los esfuerzos mundiales para combatir el cambio climático.
Los impactos del cambio climático amenazan las ciudades costeras bajas densamente pobladas y de gran importancia económica de China, que albergan a aproximadamente una quinta parte de la población del país y aportan un tercio de su producto interno bruto (PIB).
China ya sufre episodios frecuentes de inundaciones costeras, marejadas ciclónicas, erosión costera e intrusión de agua salada. Según el informe, si no se lo controla, el cambio climático podría provocar pérdidas del PIB estimadas entre el 0.5% y el 2.3% ya en 2030.
Si China no completa la transición hacia una economía con bajos niveles de emisión de carbono, será imposible alcanzar los objetivos climáticos mundiales. El país emite el 27% del dióxido de carbono y un tercio de los gases de efecto invernadero de todo el mundo.
Esta transición requerirá un cambio drástico en los recursos utilizados, así como innovaciones y nuevas tecnologías para mejorar la eficiencia energética y la productividad de los recursos. Sin embargo, la avanzada capacidad tecnológica de China implica que el camino hacia la neutralidad en las emisiones de carbono abrirá nuevas vías para el desarrollo.
“Las perspectivas de crecimiento a largo plazo de China dependen cada vez más de que se logre reequilibrar la economía pasando de las inversiones en infraestructura a la innovación, de las exportaciones al consumo interno, y de la asignación de recursos dirigida por el Estado a una impulsada por el mercado”, señaló Manuela V. Ferro, vicepresidenta del Banco Mundial para Asia oriental y el Pacífico.
Este informe muestra que las reformas que China necesita para lograr ese crecimiento de alta calidad también reducirán significativamente el costo de la acción climática.
En el informe se enumeran diversas ventajas que permitirían a China convertir el desafío climático en una oportunidad: el aumento de los rendimientos derivados de la producción y el desarrollo de tecnologías de bajo nivel de emisión de carbono, como el almacenamiento de energía eólica y electricidad; su elevada tasa de ahorro interno y su posición de liderazgo en las finanzas verdes, y su capacidad de crear empleos altamente calificados en industrias de elevada productividad.
China ya cuenta con unos 54 millones de “empleos verdes”, de los cuales más de 4 millones corresponden al área de energías renovables.
El país también ha anunciado que dejará de construir centrales eléctricas alimentadas a carbón en el extranjero y aumentará el apoyo que brinda a otros países para desarrollar energía verde y con bajas emisiones de carbono.
La participación del sector privado es crucial para que China avance en el camino hacia la neutralidad en las emisiones de carbono. En el informe se destaca la importancia de que los sectores público y privado trabajen juntos para abordar este desafío.
Un entorno normativo más previsible, junto con un acceso más amplio a los mercados y al financiamiento, permitiría al sector privado desempeñar un papel central en la implementación de soluciones de mercado, la mejora de la productividad, la baja de los costos, la promoción de la innovación tecnológica y la reducción del déficit de financiamiento.
“En el informe se estima que, a fin de alcanzar el objetivo de cero emisiones netas para 2060, China necesita inversiones adicionales en infraestructura y tecnología ecológicas por valor de entre USD 14 billones y USD 17 billones tan solo en los sectores de energía eléctrica y transporte”, afirmó Ruth Horowitz, vicepresidenta regional de IFC para Asia y el Pacífico.
“Dado que este monto es inmenso, las inversiones públicas no serán suficientes. China necesita implementar reformas normativas y regulatorias para impulsar el sector privado y aprovechar plenamente el potencial de inversión e innovación”.
El informe contiene un conjunto exhaustivo de recomendaciones sobre políticas generales y sectoriales, por ejemplo, para las áreas de energía, industria, construcción, agricultura, transporte y otras. Entre estas medidas figuran las siguientes:
- Acelerar la transición del sector eléctrico elevando a 1700 gigavatios la meta de capacidad de generación de energía solar y eólica para 2030, fijada actualmente en 1200 gigavatios, y mejorando la integración de las energías renovables mediante inversiones en almacenamiento.
- Acelerar la electrificación de los vehículos privados y comerciales y proporcionar una infraestructura de recarga adecuada.
- Garantizar una transición justa para las regiones y comunidades más afectadas por la eliminación de los combustibles fósiles, por ejemplo, mejorando la movilidad laboral y formulando un paquete integral de políticas laborales que incluya capacitación y reconversión profesional, así como la indemnización de los trabajadores despedidos.
- En el sector de la construcción, establecer requisitos referidos a la divulgación de información y mejorar las normas ecológicas.
- Reformar los subsidios al consumo de agua, el consumo energético en el riego y la producción de fertilizantes para apoyar un uso de la tierra con bajas emisiones de carbono en la agricultura.
- Utilizar los pagos de compensación por servicios ecosistémicos, desarrollar un mercado de compensaciones y de seguros contra riesgos de desastres relacionados con el clima con el propósito de alentar la inversión en sumideros de carbono y resiliencia climática.
- Ampliar el actual sistema de comercio de derechos de emisión del sector eléctrico a otros sectores con elevadas emisiones, como los del acero, el hierro y el cemento, e iniciar una transición gradual hacia un esquema con límites máximos absolutos de emisiones.
- Promover las estrategias institucionales referidas a la reducción de los niveles de emisión de carbono en las empresas estatales, incluso mediante la adopción de la focalización y la contabilidad del carbono, a fin de respaldar los objetivos nacionales.
- Establecer un sistema de alta calidad para contabilizar las emisiones en las empresas y exigir que presenten información financiera relacionada con el clima.
Los modelos elaborados para el informe indican que, si bien la transición de China hacia la neutralidad en carbono constituirá un desafío, los costos económicos a largo plazo seguirán siendo manejables. Sin embargo, se perderán empleos en sectores con elevada intensidad de emisiones, como la industria carbonífera.
Para abordar esta cuestión, en el informe se incluyen recomendaciones sobre cómo lograr una transición justa hacia una economía con bajos niveles de emisión de carbono. Esto podría lograrse brindando apoyo a los hogares pobres ante el aumento de los precios de la energía, capacitando y reconvirtiendo a los trabajadores del sector de los combustibles fósiles, y proporcionando asistencia específica a las comunidades más afectadas.