México.- En el Día Internacional de los Parques Nacionales, celebrado el 24 de agosto, la Semarnat informó que México cuenta con 67 parques nacionales que en conjunto abarcan 62, 952,864.12 hectáreas, la mayor superficie entre las 182 áreas naturales protegidas (ANP) marinas y terrestres que resguardan los más variados ecosistemas de asombrosa riqueza biológica, geográfica, climática y de valor cultural, científico y turístico.
La categoría de parque nacional cumplió en agosto 104 años de haberse creado en Estados Unidos como parte del primer sistema de áreas naturales protegidas, y en ese país se le confirió ese título al Parque Nacional de Yellowstone.
Posteriormente, en todo el mundo se siguió el ejemplo de conservar las áreas naturales de manera estructurada y se crearon exprofeso instancias dedicadas a ese propósito, como lo es hoy en México la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas.
Hoy las 193 naciones adheridas a la Organización de las Naciones Unidas cuentan con estos espacios que favorecen la conservación de la naturaleza en su estado más prístino.
Si bien México despuntó en América Latina con la primer ANP al declarar en 1899 el Bosque Nacional Monte Vedado del Mineral del Chico, en Hidalgo, considerada la primera ANP del subcontinente, fue hasta 1917 cuando el presidente Venustiano Carranza concedió el rango de Parque Nacional al Desierto de los Leones, ubicado en terrenos de Santa Fe de la hoy alcaldía de Cuajimalpa.
Los manantiales de ese sitio dotaban de agua a la ciudad por medio del acueducto de Santa Fe, y en la actualidad prevalece su distinción por constituir un centro ecológico y turístico de acceso público para actividades recreativas, deportivas y culturales, en medio del bosque y una biodiversidad que conecta a las personas con la naturaleza.
La Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente clasifica a los parques nacionales en la categoría con la protección más alta. Es la que abarca el mayor número de zonas con uno o más ecosistemas de belleza escénica y que además reúne valor científico, educativo, recreativo, así como valor histórico, riqueza de biodiversidad y aptitud para el desarrollo del turismo.
Estos parques conservan poblaciones de especies amenazadas de extinción y otras que podrían llegar a esa situación por ser originalmente escasas, por ejemplo, carnívoros grandes, o raras, como plantas y animales silvestres con una distribución muy acotada.
Por eso, en las superficies terrestres o marinas denominadas parques nacionales de México, sólo están permitidas actividades relacionadas con la preservación de los ecosistemas y de sus elementos, así como con la investigación, recreación, turismo y de educación ecológica.
La Semarnat señala que es necesario valorar los servicios ambientales que aportan los Parques Nacionales, como son riqueza forestal y de flora y fauna, agua limpia, suelo fértil y absorción del dióxido de carbono que genera la actividad humana en las grandes urbes.
Debemos tener presente que con la depredación de estos ecosistemas por la tala indiscriminada se reduce la capacidad de captación de las precipitaciones pluviales y su infiltración a los mantos acuíferos, además de contribuir a la erosión de los suelos, el desgajamiento de laderas y la pérdida de especies de flora y fauna. También reduce la capacidad de los grandes bosques de refrescar el medio ambiente y de disminuir las islas de calor que elevan la temperatura urbana.
Un caso emblemático en México de la depredación humana es el Parque Nacional Cumbres de Monterrey, cuyos terrenos han sido invadidos por fraccionamientos que han afectado el territorio de la fauna nativa, como el oso negro, especie protegida que así perdió su hábitat y eventualmente baja de la montaña en busca de alimento y termina siendo agredido.
Por otra parte, muchos de estos parques nacionales son también zonas de asentamientos humanos indígenas que merced al entorno en que habitan mantienen su cosmovisión y contribuyen a la conservación de la naturaleza.
La Conan destaca que la toma de conciencia sobre la importancia de los parques nacionales ayuda a identificar y frenar el acecho del desarrollo urbano, por lo que es necesaria la participación ciudadana y de los gobiernos con el fin de defenderlas de la especulación y conservarlas para disfrute de las generaciones futuras.
Algunos de los parques nacionales de México son: Bahía de Loreto, el Tepozteco, Bahías de Huatulco, Isla Contoy, Iztaccíhuatl-Popocatépetl, Lagunas de Montebello, Palenque, Tulum y Cumbres de Monterrey, entre otros.