Nueva York.- Las consecuencias climáticas están agravando los conflictos existentes en las zonas más vulnerables del mundo, muy particularmente en los países del Sahel y del Cuerno de África, según pusieron este jueves de manifiesto los ponentes en el debate temático del Consejo de Seguridad de la ONU sobre "clima y seguridad" celebrado con motivo de la Asamblea General de la ONU.
De hecho, de entre los veinte países más afectados por los conflictos armados, doce de ellos están también entre los más vulnerables a los efectos de la crisis climática como sequías persistentes o lluvias torrenciales que tienen como efectos inmediatos los desplazamientos masivos de población, en especial en el entorno del Lago Chad y en Somalia.
La sequía, por ejemplo, causa recurrentes tensiones en África entre agricultores y pastores por el uso de la tierra fértil, y estas tensiones son oportunamente explotadas por grupos extremistas armados, exacerbando el ciclo de violencia.
El 80 % de los cascos azules que la ONU tiene desplegados por el mundo están precisamente en países muy vulnerables a los efectos climáticos, como puso de relieve el presidente del Consejo, el primer ministro irlandés Micheál Martin, quien pidió que las misiones de paz de la ONU integren en su mandato también cuestiones climáticas por su impacto evidente en la seguridad de las poblaciones afectadas.
Pero estos efectos no son privativos de la región africana, pues también aparecen en zonas como Irak, el delta del Mekong o los pequeños estados insulares, estos últimos amenazados de desaparición a medio plazo si como consecuencia del deshielo sube el nivel del mar y engulle grandes partes de sus costas.
Aunque los países más pobres son los que más están sufriendo las consecuencias climáticas, el secretario de Estado de EU, Anthony Blinken, subrayó que es un problema global, y puso un ejemplo: el reciente huracán Ida, que ha golpeado con una fuerza inusitada a la ciudad de Nueva York y Nueva Jersey, se cobró medio centenar de muertos, aunque la gran mayoría eran "personas de bajos ingresos".
Al ser un problema global, requiere soluciones globales, según coincidieron los asistentes, y algunas de las propuestas más repetidas fueron: crear una base de datos compartida que permita prevenir las catástrofes y planificar las respuestas, nombrar a un Represente Especial para "clima y seguridad" y considerar este binomio en toda la acción de las políticas de resolución de conflictos.
"La lucha por el clima es un combate por la paz y la seguridad, es una apuesta geopolítica", dijo el ministro francés de Exteriores, Jean-Yves Le Drian, quien recordó que las catástrofes naturales han matado a dos millones de personas desde 1978, sin contar los millones de desplazados.
Dentro del consenso general en los debates sobre los riesgos del clima para la seguridad, algunos intervinientes, como los representantes de China, Rusia o India, se mostraron menos alarmistas que los demás sobre los aspectos de seguridad, y sobre todo fueron reticentes a la hora de dar al Consejo de Seguridad poderes para redirigir las políticas con un enfoque que vincule ambas cuestiones.