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Quito.- De acuerdo a los resultados preliminares de seguimiento del Plan de Restauración Ecológica de la isla Santa Fe, "el 99.9 por ciento de las tortugas liberadas han sobrevivido y se encuentran en buen estado de salud", informó el Parque Nacional Galápagos.
El proyecto de repoblación se inició en 2015 con tortugas juveniles de la isla Española y forma parte del trabajo de la Iniciativa para la Restauración de Tortugas Gigantes, en conjunto con la entidad Galapagos Conservancy y el Ministerio medioambiental.
Y es que en un comunicado, la cartera de Estado precisó que ante la ausencia de la especie original de la isla Santa Fe, los galápagos insertados cumplen el rol de ingenieras del ecosistema.
De los 545 especímenes liberados desde el 2015, apenas cuatro han fallecido hasta la fecha y se presume que las muertes se debieron a la depredación natural por gavilanes de Galápagos.
"A pesar de ser juveniles, los quelonios cumplen su rol como ingenieras del ecosistema, pues se puede visualizar claramente caminos de tortugas en aproximadamente el 30 por ciento de la superficie de la isla, que tiene 24 kilómetros cuadrados", indicó el director del Parque Nacional Galápagos, Jorge Carrión.
Recalcó que se ha comprobado que estos animales están contribuyendo activamente a la dispersión de semillas, especialmente de cactus Opuntia.
Por su parte, el director de la Iniciativa para la Restauración de Tortugas Gigantes, Washington Tapia, dijo que la inserción de la especie en la isla "ayudará a mejorar la dinámica de la población de los cactus, cuya población actualmente está compuesta principalmente de adultos y subadultos, situación que representa un riesgo para el futuro de esa especie".
Como parte del proyecto de conservación en Santa Fe se instaló una red de 60 cámaras trampa para registrar imágenes de la actividad de las tortugas, así como los cambios en la vegetación de las 20 parcelas permanentes establecidas para medir sus efectos a largo plazo.
El archipiélago de Galápagos está situado unos mil kilómetros de distancia de las costas continentales ecuatorianas y fue declarado en 1978 como Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco.