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Altamira (Brasil).- A unos 70 kilómetros de la ciudad amazónica de Altamira, el municipio más grande de Brasil en extensión y el segundo más violento del país, las autoridades desarticularon dos minas de oro ilegales próximas a los márgenes del río Xingú.
En una de esas minas, el equipo integrado por cuatro policías y cuatro agentes ambientales fue recibido con dos disparos provenientes del interior de la maleza.
"Cuando quemamos la segunda máquina escuchamos dos tiros en nuestra dirección. Respondimos con tiros también", dijo Paulo Teixara, agente da Policía Federal.
"No hubo heridos y ningún vehículo fue alcanzado por los tiros. El disparo tenía la intención de intimidar, creo que no tenía el propósito de alcanzarnos", agregó.
Durante la operación, las autoridades quemaron dos tractores, todo tipo de material y máquinas para bombear el agua, en esta mina que ha convertido la selva en un mar de tierra donde no resta en pie prácticamente un árbol.
El coordinador de operaciones y fiscalización del Instituto Brasileño de Medio Ambiente (Ibama), Hugo Loss, afirmó que los trabajos de control contra los delitos medioambientales se han intensificado en la última semana tras la expansión de los incendios en la región Amazónica.
El municipio de Altamira, situado en el estado de Pará (norte), concentra el mayor número de incendios en lo que va de año, con 2 mil 872, mientras que tan solo en las últimas 48 horas se registraron 209.
"En esa región ha habido un aumento muy grande de la deforestación. Solo este año se ha deforestado el 10 por ciento de la tierra indígena Ituna Itatá. Esa tierra indígena tiene un decreto de restricción porque puede que haya indios aislados", explicó Loss, quien también acompañó la operación.
La deforestación escaló un 278 por ciento el pasado mes de julio en la Amazonia brasileña, de acuerdo con los datos preliminares divulgados por el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales de Brasil (Inpe).
Las alarmantes cifras de deforestación y los incendios en la selva han incrementado la presión internacional sobre el Gobierno del presidente Bolsonaro, quien se ha mostrado partidario de legalizar la minería artesanal en las reservas indígenas.
Según los expertos, detrás del aumento de la deforestación en Brasil se encuentran precisamente actividades como la tala ilegal de árboles o la minería artesanal ilegal, como la que fue desarticulada este viernes en los bosques que rodean Altamira, una ciudad cuyo tamaño es más grande que todo Portugal.
Con una tasa de 133.7 de homicidios por cada 100 mil habitantes, la violencia de esta populosa ciudad del estado de Pará también llega hasta el interior de la selva.
No obstante, a pesar de las amenazas en forma de disparos, Loss advierte que las actividades de fiscalización van a continuar sin tregua en la región: "No tenemos miedo, quienes tienen que tener miedo son ellos".