México.- El Museo y Centro de Visitantes Schuk Toak, ubicado en Sonora, está construido sobre el flujo de lava más extenso y reciente que hubo en este lugar (aproximadamente entre 8 y 12 mil años) y los 240 paneles solares en su techo proveen la energía eléctrica necesaria para su funcionamiento como centro de cultura ambiental.
Con todas las medidas sanitarias, turistas provenientes de distintas partes del país y del mundo pueden recibir información de flora, fauna, geología, cultura y sobre todo la importancia que tienen las Áreas Naturales Protegidas en la conservación de la biodiversidad.
Con un acceso ordenado y con uso de cubrebocas al interior de las instalaciones, los visitantes recorren la sala museográfica con información muy interesante de la Reserva de la Biósfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar. En sala audiovisual con un acceso limitado a 25 personas, pueden observar un documental de 20 minutos con imágenes de biodiversidad y paisajes, gracias a los cuales es considerada Bien Natural de Patrimonio Mundial de la UNESCO.
El mayor atractivo en el sitio son las actividades al aire libre, las cuales incluyen la caminata alrededor del museo por los tres senderos interpretativos general, biológico y geológico que, a los largo de 600 metros sobre un flujo de lava pahoe-hoe, permiten al visitante observar curiosos detalles en los restos de lo que fue la última actividad volcánica registrada en la zona, aproximadamente hace 13 mil años, además de poder conocer la flora característica del desierto Sonorense teniendo como fondo la sierra volcánica El Pinacate, que da nombre a este lugar.
Con una temperatura promedio de 30 °C, los turistas más aventurados hacen la caminata de cinco kilómetros a las dunas del Gran Desierto de Altar, para lo cual previamente llenan un registro, reciben indicaciones y se les informa del reglamento interno de la Reserva.
A lo largo del sendero de dificultad media, los visitantes encuentran atriles con información de como se formó este paisaje a partir de los sedimentos del río Colorado y costeros, debido a la erosión pluvial y eólica que se dio por millones de años.
Durante la caminata observan flora y fauna que está perfectamente adaptada a estas condiciones extremas. Al final del sendero, después de 45 minutos de caminata y subir la primera duna, la recompensa está en el paisaje que brinda la extensión de dunas móviles más grande de Norteamérica con cinco mil kilómetros cuadrados de extensión dentro de esta Área Natural Protegida.
Gracias al trabajo en equipo que realiza el personal de Espacios Naturales y Desarrollo Sustentable A.C. (ENDESU) y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), las personas que acuden a este centro de educación ambiental pueden disfrutar de una visita segura, sin contratiempos y apreciar los valores de esta Reserva.