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Con humedales, la UNAM cuenta con instalaciones sustentables

Con humedales, la UNAM cuenta con instalaciones sustentables

Estos sistemas cumplen también funciones educativas, de docencia, incluso de investigación, ya que académicos y alumnos pueden conocer las ventajas que tienen sobre plantas de tratamiento de aguas residuales, estudiar la presencia de metales pesados en el líquido, la remoción de compuestos orgánicos emergentes, entre otros.

A fin de ser más sustentable, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) comenzó a instalar humedales en algunas de sus escuelas, mediante los cuales trata parte de sus aguas residuales para utilizarlas en el riego de áreas verdes.

Los dos primeros se encuentran en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) plantel Oriente y en la Escuela Nacional de Ciencias de la Tierra (ENCiT). Además, se realizan estudios técnicos para valorar si implementa otros en las facultades de Química (FQ), y Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), informó el subdirector de Campus Sustentables, de la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad (CoUS) de la UNAM, Alfonso de la Vega Rivera.

Estos sistemas cumplen también funciones educativas, de docencia, incluso de investigación, ya que académicos y alumnos pueden conocer las ventajas que tienen sobre plantas de tratamiento de aguas residuales, estudiar la presencia de metales pesados en el líquido, la remoción de compuestos orgánicos emergentes, entre otros.

“Es muy importante que la Universidad Nacional desarrolle e impulse estas ecotecnias para después proponerlas al país. Tenemos la responsabilidad de enseñar que la relación con el medio ambiente puede ser diferente, especialmente ante la crisis ambiental que vivimos y que desde esta casa de estudios salgan propuestas de solución, de cambio”, aseguró.

Ecotecnia

Un humedal es un sistema de tratamiento de agua residual, donde gravas de diferentes tamaños, la biopelícula que se forma y las plantas, transforman los contaminantes por medio de procesos fisicoquímicos y microbiológicos.

Posteriormente ese líquido pasa por un tren de tratamiento con plantas y algas, que tienen la capacidad de limpiar la materia orgánica y algunos contaminantes.

“Hay humedales que pueden filtrar o tratar el agua con fines domésticos, los que estamos instalando en la Universidad tienen el objetivo de que el segundo uso del líquido sea para riego de las áreas verdes”, expuso.

El Programa de Manejo, Uso y Reuso del Agua en la UNAM (PUMAGUA) realiza muestreos periódicos de la calidad del líquido resultante, a fin de garantizar que cumpla con las normas oficiales.

De la Vega Rivera recordó que el agua que se consume en CU proviene de tres pozos -independientes del Sistema Cutzamala y otros que surten a la Ciudad de México- y es importante, para la sustentabilidad del campus, que la recarga de los mantos freáticos se realice con agua lo más limpia posible y libre de contaminantes. En Ciudad Universitaria el proceso de infiltración es favorecido por el suelo volcánico del Pedregal.

Además, prosiguió, los humedales tienen un costo de mantenimiento más bajo que las plantas de tratamiento porque gastan menos energía eléctrica; al utilizar plantas y microorganismos generan menos impacto al medio ambiente.

Los sistemas en escuelas de la UNAM utilizan bombas pequeñas -de medio caballo de fuerza- que se prenden y apagan de manera automatizada para recircular el agua, principalmente los fines de semana, por las noches y en los periodos vacacionales. El objetivo es que el humedal continúe en funcionamiento, aunque no haya población escolar. Esta es otra de sus ventajas, ya que amortigua que no se reciba agua residual durante algunas semanas.

“Los humedales instalados se utilizan para tratar orina proveniente de mingitorios donde el líquido se contamina con urea que tiene mucho nitrógeno. También se trata líquido de tarjas, con residuos orgánicos, a veces de comida e incluso grasa, pero son perfectamente tratables en un humedal”, acotó De la Vega Rivera.

A fines de 2019, en un proyecto en conjunto con la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México (SECTEI) y Grupo Multidisciplinario Integral GMI SC, se puso un humedal en el CCH Oriente, el cual recibe el agua de un módulo de baños; luego de ser tratada, se emplea para regar jardines y un espacio demostrativo de árboles y plantas ornamentales.

En tanto, el humedal de la ENCiT fue construido también con presupuesto de la SECTEI, la colaboración del Instituto de Geofísica y GMI SC; tiene capacidad para tratar 600 litros diarios. Es un proyecto educativo que estará a cargo de los alumnos; se espera que en el mediano plazo se analice el líquido procesado y se reutilice en el riego de áreas verdes y otros proyectos desarrollados por ellos.

De la Vega Rivera puntualizó que actualmente se buscan fondos para cofinanciar estas tecnologías entre la CoUS, dependiente de la Secretaría de Desarrollo Institucional, y las entidades interesadas.

El experto universitario indicó que en CU existe la planta de tratamiento ubicada en la calle de Cerro del Agua, la cual recibe gran parte de las aguas residuales de la parte norte y noroeste del campus. Adicionalmente, se efectúan estudios técnicos para saber en qué otras escuelas o entidades podrían implementarse humedales, principalmente de la parte sur, cercana a la zona administrativa, la Unidad de Posgrado, entre otros edificios.

“La Facultad de Química está interesada en instalar un humedal. Hay varios académicos dedicados a promoverlos y sería muy útil contar con uno donde puedan explicar a sus alumnos cómo funciona, cuáles son las diferentes tecnologías existentes, e incluso hacer investigación con plantas nativas y diferentes tecnologías de depuración del agua.

“También pueden funcionar como aulas vivas en las que se realicen estudios sobre la calidad de agua, presencia y limpieza de metales pesados”, añadió.

Cabe mencionar que esa entidad académica participó en el diseño de los dos humedales que actualmente operan en el Bosque de San Juan de Aragón.

Los proyectos para las escuelas tienen un costo de 300 mil a 600 mil pesos dependiendo de sus materiales, diseño, tamaño y el uso que se le busque dar al agua tratada.

“Hay quienes piensan que un humedal va a tener olores o a atraer mosquitos y por las experiencias que hemos tenido, no es así. Hay que sensibilizar a las entidades para que sepan qué es y cómo se mantienen”, argumentó el experto universitario.

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