México.- En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático en Sharm el-Sheikh, Egipto –celebrada en noviembre pasado–, México se comprometió a buscar que la temperatura no suba a 1.5 grados centígrados y estableció responsabilidades de cooperación en términos de pasar de una reducción de 22 a 35 por ciento de gases de efecto invernadero en el 2030, informó María Antonia Correa Serrano, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
En este foro, el Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón, estableció vínculos con el enviado especial de Washington, John Kerry, y acordaron trabajar de manera coordinada para fomentar las energías renovables, impulsando la eólica, solar e hidroeléctrica para el 2030, señaló la académica del Departamento de Producción Económica de la Unidad Xochimilco.
El gobierno de México presentó un plan de inversión preliminar que detalla 48 millones de dólares para invertir en este rubro en el norte de México y el sur de Estados Unidos. Entre los compromisos establecidos por el país se acordó incrementar el número de áreas naturales protegidas a 190 y que 50 por ciento de los vehículos ligeros nuevos sean eléctricos para 2030.
En Estados Unidos, el estado de California se propone llegar a 100 por ciento de automóviles eléctricos para 2035, lo que supone hacer una relocalización de plantas con el fin de dar solución a los problemas de suministro –lo que llaman Reshoring, sacar procesos de manufactura de un país para devolverlas a la nación de origen– para lo cual el gobierno estadounidense está apoyando a empresas como Intel o Tesla con importantes subsidios.
Para México, la industria automotriz representa 33 por ciento de las exportaciones, y ahora se enfrenta al reto de fabricar baterías eléctricas, para lo cual requiere el abastecimiento de litio. “En nuestro país, la producción de este mineral se sitúa sobre todo en Sonora y existen sólo tres empresas activas para avanzar en proyectos de extracción: Organimax, Bacanora Lithium y One World Lithium”, apuntó Correa Serrano.
La superficie del territorio concesionado es de 97 mil hectáreas; sin embargo, con la reciente nacionalización del litio, las empresas nacionales y extranjeras no podrán participar en la explotación del mineral estratégico, a excepción de las ya aprobadas.
La académica de la Casa abierta al tiempo refirió que el precio del litio se ha disparado de 2002 a la fecha, y ahora se cotiza en las bolsas de valores; se estima que para 2027 la tonelada métrica cueste 16 mil dólares.
La propuesta del ‘nearshoring’ –estrategia de externalización por la que una empresa transfiere parte de su producción a terceros que están localizados en países cercanos y con una zona horaria semejante– abre retos y oportunidades para México; sin embargo, todo dependerá de cómo se inserte en una maniobra de cadena regional de valor, ya que con el T-MEC se ha incrementado a 75 por ciento las reglas de origen en la industria automotriz y el sector electrónico.
La doctora en Relaciones Internacionales indicó que esto requiere de una buena negociación con las trasnacionales que tienen proyectos de relocalización en México para la producción de chips y semiconductores a fin de que el proceso de producción estimule la generación de proveedores locales. Sería necesario hacer vínculos entre los gobiernos locales, empresas y centros de investigación de desarrollo tecnológico.
Para hacer uso del litio en México no es suficiente la nacionalización, se requiere de un fuerte gasto de investigación y desarrollo para que en el mediano plazo este mineral pueda insertarse en la cadena de producción de baterías altamente demandadas, debido a la expectativa de abastecer el mercado californiano con autos eléctricos para 2035.
En el V Seminario Política económica y distribución del Ingreso: el papel de la cooperación internacional y la solidaridad como factores de salida a la crisis en América Latina, organizado por la Maestría en Relaciones Internacionales de la UAM Xochimilco, la doctora Correa Serrano sostuvo que en este compromiso de reducir los gases de efecto invernadero, tendría que haber una propuesta de inversión entre México y Estados Unidos, “y que nuestro país desarrolle tecnología internamente”.