Los grandes retos que se enfrentan en materia hídrica y ambiental son evidentes y en este escenario, “el papel que jugamos como institución educativa –no sólo como formadora de nuevos talentos– es fundamental para avanzar, crear y generar nuevas ideas, pero también actitudes, hábitos y procesos, que junto con la innovación científica se van a proponer a las nuevas generaciones”, aseguró el doctor José Antonio De los Reyes Heredia, rector general de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Al inaugurar hoy –vía remota– el Primer Encuentro de Estudiantes de Posgrado. Problemas y alternativas en temas del agua, señaló que dicha iniciativa se realiza con la participación de todas las Unidades de esta casa de estudios y cumple con dos programas propuestos en el Plan de Desarrollo Sostenible ante el Cambio Climático de la UAM –aprobado el pasado 20 de abril por el Colegio Académico– uno, relacionado con la divulgación y comunicación del conocimiento vinculado con el cambio climático y, otro, con el fomento a la acción participativa del alumnado.
“Podemos reafirmar que la colaboración, como nunca en nuestra historia, es una de las principales herramientas para enfrentar la nueva realidad que vivimos; en particular, en la UAM hemos reforzado el programa de redes de investigación, lo cual nos llevará a vernos con una óptica distinta, como una sola institución”, aprovechando los conocimientos y compartiendo saberes que pueden derivar en la innovación, pero también con una visión social con las diferentes comunidades, tanto del área metropolitana, como de otros lugares.
De acuerdo con el doctor De los Reyes Heredia, los recursos hídricos se reconocen como la piedra angular del desarrollo económico, al ser indispensables para la producción de energía y de los alimentos, además de que el derecho humano al agua es primordial.
En ese contexto, la Red de Investigación en Agua de la Casa abierta al tiempo se vuelve esencial para que el tipo de desarrollos que se planteen sean equitativos y sostenibles y que también recuperen siempre el carácter social del vital líquido como elemento instituido en la supervivencia de los seres vivos.
Para la UAM, las futuras y futuros investigadoras e investigadores, tecnólogas y tecnólogos se ubicarán en algún lugar desde el cual participen en la generación de nuevos conocimientos alrededor de esta problemática, pero también será igualmente sustancial difundir ya lo que se hace desde el contexto del posgrado, expuso.
“Lanzamos la iniciativa de Mi tesis en 3 minutos para comunicar lo que hacemos, no nada más hay que producir nuevos conocimientos y tecnología, también hay difundir lo que hacemos para que la sociedad nos conozca, sepa cuál es el rol de las instituciones y, sobre todo, el papel de la investigación”.
En representación del doctor Gustavo Pacheco López, director de Apoyo a la Investigación, la maestra Ana del Río Guzmán, subdirectora de Apoyo a Programas de Investigación, reiteró que desde dicha instancia es de gran relevancia impulsar la vinculación entre el quehacer de investigación y los posgrados de la UAM.
“Este foro es un importante paso para que las redes de investigación establezcan lazos directos con los programas de posgrado, y el alumnado pueda incorporarse a las actividades de cada una de las redes”.
La doctora Delia Montero Contreras, integrante de la Red de Investigación en Agua de la UAM y coordinadora de la actividad, explicó que a lo largo de dos días se abordaran temas que van de la innovación y el desarrollo científico, al cambio ambiental y su impacto en el agua, así como gestión y gobernanza e institucionalidad, en los cuales se conjuga la parte tecnológica y social, permitiendo comprender un asunto tan complejo y fascinante como es el de este recurso.
“La organización y celebración de este primer encuentro de estudiantes de posgrado no hubiese sido posible sin la colaboración y el entusiasmo del grupo de profesores que integran la Red del Agua de la UAM y el amplio apoyo del Museo Gota de Agua, así como de la oficina de Divulgación de la Coordinación de Extensión Universitaria”.
Luego de la inauguración, el doctor Óscar A. Monroy Hermosillo impartió una Conferencia magistral en la cual destacó que el reúso potable es el reto más significativo para que en verdad se hable de economía circular del agua.
Con el tema Economía circular del agua en la Ciudad de México, el investigador del Departamento de Biotecnología de la UAM explicó que debe haber un ciclo desde que se usa, pasarla al tren de tratamiento para volverla a reutilizar, lo cual representa un desafío, pues ya no es sólo emplearla con motivos estéticos, sino llevarla a que pueda ser potable.
“Para ello hay que basarse en otros principios de la sustentabilidad, soluciones basadas en la naturaleza, la descentralización y una intensa participación ciudadana”.
A lo largo de su ponencia, abordó ejemplos de humedales como una gran oportunidad en el tratamiento del recurso, así como la instalación de plantas de tratamiento que estén bien montadas y sean adecuadas, además de proyectos como la habilitación del Lago Tláhuac-Xico, que busca convertir ese espacio en un reservorio de agua dulce y en una franja ecoturística.
El académico de la Unidad Iztapalapa dijo que el bombeo para traerla del Río Cutzamala, extraerla de pozos y desalojarla después de su uso cuesta de cinco a seis mil millones de pesos al año.
Si se dedican los esfuerzos necesarios a los procesos para tratar el bien, “podríamos considerar almacenarla en los embalses que tenemos alrededor de esta urbe e inyectarla al acuífero”. De esta manera “estaríamos pensando en una fuerte recirculación, reducir el aporte del Cutzamala en 75 por ciento, disminuir la extracción de los pozos y mantener el mismo nivel”.
De acuerdo con el Profesor Distinguido de la UAM podría aprovecharse alrededor de 13 mil hectáreas que hay de lagos para tener un almacenamiento que permitiría ya no depender tanto del sistema Cutzamala y de un acuífero que se encuentra agotado.
El doctor Monroy Hermosillo enfatizó que ya no es posible una economía basada en la extracción y en el agotamiento de los recursos de la tierra, por lo que es preciso pensar en apoyarse de herramientas de ingeniería y tecnología para reutilizar los bienes y minimizar el impacto ambiental, como parte de la llamada economía circular.