México.- El pasado 9 de agosto se celebró el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) indicó que hay mucho que aprender sobre la relación seres humanos-naturaleza. Existen 25 millones de mexicanos y mexicanas que no sólo hablan alguna lengua indígena, sino que se autorreconocen como miembros de alguna de estas culturas, por lo cual es importante reflexionar sobre cómo incorporar todo este bagaje a las políticas públicas de los gobiernos con el fin de lograr una conexión adecuada con la riqueza natural y cultural del planeta para superar las actuales crisis humanitarias.
México es el segundo país bioculturalmente más rico del mundo, después de Indonesia y por delante de la India, Brasil y Australia, por ello, titular de Medio Ambiente, Víctor M. Toledo indica que es importante reconocer y valorar el conocimiento milenario de las culturas tradicionales.
El Foro Permanente de las Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas expone que es de suma importancia salvaguardar a los pueblos originarios y sus conocimientos, al ser ellos poseedores de los territorios que albergan el 80 por ciento de la biodiversidad del planeta.
Si bien para el mundo es importante reconocer y valorar el conocimiento milenario de las culturas tradicionales, en México lo es de manera especial, pues justamente la presencia de las comunidades ha permitido la preservación de los ecosistemas naturales y de sus especies de flora y fauna, gracias a sus prácticas sustentables, que están en equilibrio con el mundo natural, señaló la Semarnat.
La transición biocultural
La transición biocultural es uno de las propuestas planteadas por la Secretaría del Medio Ambiente, porque ayudará a reconocer y valorar la relación humano-naturaleza, pues por mucho ha demostrado ser la mejor opción de conocimiento y experiencia para obtener de ella lo necesario para vivir sin violentar su equilibrio.
En este escenario, científicos, académicos y gente del campo han planteado en diferentes foros que el uso de sistemas de monocultivo y pesticidas agroquímicos han roto el equilibrio natural de los diferentes ecosistemas, mientras que técnicas de cultivo ancestrales como la milpa han sido exitosas porque conviven y aprovechan su entorno.
El subsecretario de Planeación y Política Ambiental de la Semarnat, Arturo Argueta Villamar, ha recordado que el alimento del planeta se sustenta en tres legados: “La riqueza biodiversa, la riqueza cultural y la riqueza de un proceso domesticador que comenzó hace 9 mil años, conocida como la revolución neolítica, y que registra la domesticación de 750 diferentes especies”.
Pueblos indígenas y megadiversidad son dos elementos que han hecho posible en México la apropiación de la diversidad biológica que representa el 10 por ciento de las especies que existen en el mundo y que generó una biocultura que enriqueció la fuente de alimentación que el mundo hoy puede disfrutar.
Sin embargo, Toledo sostiene que este legado se encuentra amenazado por la visión que durante los últimos 30 años sólo buscó incrementar la producción alimentaria a nivel industrial, a costa de la naturaleza, de los ecosistemas.
El resultado es el desgaste de la tierra, ya que al forzar el cambio de uso de suelo para pasar de un sistema forestal o vegetal a uno agrícola de monocultivo o de ganadería extensiva, se interrumpió ese intercambio natural entre especies animales y vegetales que durante siglos fue aprovechado por las culturas indígenas.
La Semarnat destaca que el rescate y protección de la riqueza biocultural de México son prioritarios para la actual administración del sector ambiental y debe disfrutarse colectivamente y una de las mejores estrategias es el sabio aprovechamiento de la naturaleza, con el apoyo de los pueblos originarios como aliados estratégicos para impulsar esta transición.