México.- Desde la última década del siglo pasado, la gestión de la calidad del aire en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) se realiza por medio de un proceso cíclico e interactivo que involucra el monitoreo atmosférico, la identificación y control de fuentes contaminantes y la aplicación de mecanismos de seguimiento y evaluación.
La mejora de la calidad del aire es uno de los más importantes retos asumidos en los últimos años por los gobiernos locales y federal. De ahí que se hayan implementado acciones y programas para reducir las concentraciones de los principales contaminantes del aire, incorporando la mejor información y conocimiento disponibles a la toma de decisiones.
El documento “Medidas necesarias para mejorar la calidad del aire en la Zona Metropolitana del Valle de México” indica que actualmente, en la urbe se concentran más de 21 millones de habitantes y 5.7 millones de vehículos automotores que demandan una gran cantidad de combustibles fósiles que generan elevados volúmenes de contaminantes.
La calidad del aire de la ZMVM se ve modificada por las actividades que lleva a cabo la población al satisfacer la demanda de movilidad y de servicios. En ese contexto, los programas y acciones de reducción de emisiones forman parte de los instrumentos que orientan las políticas públicas para mejorar la calidad del aire.
La variabilidad temporal de las concentraciones de los contaminantes se define principalmente por los patrones de la actividad urbana y las variaciones en la meteorología de escalas local y regional determinadas, a su vez, por los flujos locales y la hora del día entre otros factores. Como parte de los contaminantes emitidos se encuentran las emisiones de compuestos orgánicos volátiles(COV), las PM10 y PM2.5 y los óxidos de nitrógeno (NOx)
Desde el año 2000, las concentraciones del dióxido de azufre (SO2), el monóxido de carbono (CO), el ozono (O3), las partículas suspendidas totales (PST) y las partículas menores a 10 micrómetros (µm) (PM10), mantuvieron una tendencia descendente, mientras que los óxidos de nitrógeno (NOX) y las partículas menores a 2.5 µm (PM2.5) no mostraron una tendencia claramente definida.
Por otro lado, s emisiones de compuestos orgánicos volátiles (COV) si bien el ozono muestra una tendencia decreciente cuando se observan los datos históricos, ha presentado un ligero incremento en años reciente.
Los resultados corroboran que las emisiones de partículas están asociadas al alto consumo de combustibles fósiles en todos los sectores, principalmente en el del transporte. Además, se constató que diversas actividades de la población contribuyen con el mayor porcentaje de emisiones de COV.
Debe considerarse que los vehículos pesados que usan diésel emiten más de tres mil toneladas de partículas PM2.5. En cuanto a los contaminantes precursores de ozono y de PM2.5 secundarias, el sector transporte contribuye con el 83 por ciento de los NOx.
Los datos analizados muestran la necesidad de implementar medidas para reducir el uso de los vehículos particulares, promover la movilidad activa, el transporte público y la introducción de vehículos automotores equipados con tecnologías de muy bajas o de cero emisiones y con alta eficiencia energética.
Por su parte, las emisiones de COV están asociadas al consumo de solventes, al uso de productos que los contienen, a las fugas de gas LP. en la distribución y en el sector habitacional, así como a la distribución y almacenamiento de combustibles.
En la ZMVM se ha mantenido una tendencia decreciente en las concentraciones de los principales contaminantes desde la segunda mitad de la década de 1990; desde entonces se observan las reducciones más aceleradas, con una tasa de reducción moderada pero sostenida en la década del 2000 para monóxido de carbono, dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno y óxidos de nitrógeno. .
Los contaminantes que continúan superando los valores de las Normas Oficiales Mexicanas (NOM) de calidad del aire son el ozono y las partículas (PM10 y PM2.5), por lo que la reducción de su concentración ambiental es prioritaria para mejorar la calidad del aire y disminuir la exposición de la población.
Las PM10 están compuestas por partículas gruesas originadas principalmente por la erosión del suelo y por el manejo de materiales. Las PM2.5 son la parte más fina de las PM10; son emitidas principalmente por la combustión de combustibles líquidos en los motores de maquinaria y vehículos a diésel y a gasolina.
Una parte importante de las PM2.5 presentes en la atmósfera de la ZMVM no son emitidas (alrededor de un 40 por ciento), sino que se forman en la atmósfera a partir de los mismos precursores del ozono: los COV y los NOx.
Por otro lado el ozono es un contaminante secundario que se forma en la atmósfera cuando los COV y los NOx reaccionan en presencia de la radiación solar. Este contaminante causa irritación en ojos, nariz y garganta, así como la inflamación en bronquios y pulmones.
Su concentración mostraba una tendencia decreciente, pero en los últimos años ha registrado un ligero incremento. Estudios llevados a cabo en la atmósfera de la ZMVM, indican que el ozono es sensible a la presencia de COV.
Las evaluaciones de simulación fotoquímica efectuadas durante el año 2017 al Programa para Mejorar la Calidad del Aire de la Zona Metropolitana del Valle de México 2011-2020 (PROAIRE), por el Centro de Súper Cómputo de Barcelona en conjunto con la Secretaría del Medio Ambiente mostraron la necesidad de incorporar políticas y estrategias adicionales para reducir la presencia de ozono a través de la reducción de la emisión de COV.
Las “Medidas necesarias para mejorar la calidad del aire en la Zona Metropolitana del Valle de México” es un instrumento diseñado por la por la Comisión Ambiental de la Megalópolis (Came), el gobierno de la Ciudad de México y el gobierno del Estado de México.
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